Como ya se vienen los días más importantes de semana santa, mi padres no me dejarían publicar (son católicos, pero en mi caso no tengo una religión o creencia la cual siga, pero eso ellos no lo saben)
(Notas de autora).
-Diálogos-.
-Pensamientos-.
*-Cartas-*.
POV NAVIER:
El resto de la boda continuó como la recordaba, la expresión descontenta de Sovieshu al verla, las risas y murmullos de los nobles y mis damas de compañía, la brillante satisfacción en el rostro de Rashta.
Sin olvidar, la suave y falsa sonrisa de Sovieshu que contrastaba con la brillante y jactanciosa expresión de Rashta al ser presentados como esposos y emperadores ante los invitados que aplaudían mientras ocultaban sus risas. En esta ocasión no les deseé ni el bien, ni el mal, sus decisiones y consecuencias definirían eso.
-Ya quiero ver la cara de esos dos cuando vean nuestra boda- escuché el susurro de Heinley -también quiero que vean a Lari y Kai cuando nazcan, si es que esa mujer sigue viva para entonces- le apreté un poco la mano, él dejó de hablar y me sonrió, le devolví la sonrisa, antes de mirar nuestras manos entrelazadas.
La mano de Heinley era más grande que la mía y sus dedos cubrían casi por completo el dorso de mi mano, escuché el suave chillido de ternura proviniendo de Rose al ver nuestras manos, esto llamó la atención de la gente, Sovieshu nos miró alternando su vista entre nosotros y nuestras manos.
Rashta me miró antes de ver a Sovieshu y fruncir el ceño.
POV HEINLEY:
-Cámbiate de ropa- ahogué una risa besando la mano de reina, no la había soltado desde el inicio de la boda y tampoco tenía planes de hacerlo.
-A Rashta le dijeron que debía ir al desfile así- refunfuñó esa mujer. De nuevo quise reír, no podía creer que ella se sintiera orgullosa de estar vestida así, ni siquiera el árbol de navidad de mi preciosa hija era tan... ¿Vulgar? Es más el árbol tenía más clase y elegancia que eso, y me sorprende porque fue algo decorado por una niña de 6 años, quien si pudiera le hubiera colgado hasta las joyas de su madre.
Después de unos segundos el imbécil que parecía un pavo real, suspiró y le ordenó -al menos quítate esos accesorios. Son ridículos-.
-Ridículos...-.
-Pareces un árbol de navidad-.
-Keup- me intenté esconder acercándome a reina, quien tenía una expresión de disconformidad, pero con un brillo divertido en sus ojos, era fascinante como sus ojos reflejaban algo tan diferente a su expresión.
Una vez volvió esa mujer, el pavo real se subió al carruaje, junto a ella. Antes de partir hizo un pequeño ademán de mirar en nuestra dirección, pero se arrepintió a último minuto y solo instruyó que iniciara el desfile.
Noté a reina algo nerviosa, así que antes de subir a nuestro carruaje besé rápidamente su mejilla -incluso si nos ignoran, todo estará bien, no importa lo que ellos piensen mientras tú estés feliz- ella me sonrió con suavidad mientras un suave tono rosado cubría sus mejillas.
Esta vez, no me importaba la imagen que proyectaría frente a los demás, no quería que el silencio lastimara los sentimientos de reina, así que sin pensarlo mucho, empecé a susurrarle algunas de las historias graciosas que recordaba de nuestros pequeños soles.
La risa de reina resonó en el primer silencio que hubo, ante eso, hubo una exclamación de sorpresa de la gente.
-No escuchaba su risa desde su debutante, sigue siendo muy dulce-.
-No había visto a Lady Navier sonreír así desde que era niña-.
Esos eran algunos de los murmullos que logré escuchar, sonreí orgulloso.
-¿Recuerdas cuando entraron a la cocina?-.
-¿Cuál de todas las ocasiones?- Me preguntó sonriente.
-Esa vez, te enojaste mucho porque Lari se comió el ultimo pan relleno que había recién hecho-.
Ella soltó una risita -en mi defensa eran para mí- luego de unos segundos habló -¿recuerdas cuando Kai intentó ponerse tu abrigo y sus piernas extrañamente quedaron atrapadas en él?-.
Solté una carcajada, ese recuerdo era divertido -¿cuántos años tenía? ¿4?-.
-Tenía tres-.
-Cerca-.
-A los cuatro fue que Lari quedó atrapada en el candelabro del comedor, cuando no quiso comer sus verduras-.
-Ya lo recuerdo, estuviste tan asustada que casi congelas a McKenna- me reí.
-Eso no es gracioso-.
-Es que McKenna caminó hasta raro del frío-.
Su risa volvió a resonar, mientras que los murmullos de la gente se incrementaban.
-¿De qué cree que estén hablando? La emperatriz se está riendo mucho-.
-Oh, reina- hablé un poco más fuerte, la gente nos miraba curiosa -¿recuerdas cuando McKenna se golpeó con la rama de un árbol al seguirnos cuando montamos a caballo hace unos días?- Me reí ante el recuerdo de la caída de McKenna.
-Ya hiciste muchos chistes con eso, ya basta- negó sonriendo.
-Pero fue divertido como se cayó después de golpearse y se hizo el duro levantándose tan rápido como pudo- volví a reírme.
-Mmm- fingió pensar -son más divertidas las peleas y ocurrencias de Mastas y Rose-.
Me reí -eso no se puede negar, al igual que las ocurrencias de la señorita Laura y de Sir. Mastas-.
-Deja de llamarla así, Mastas se retiró de la guardia real- un adorable puchero adornó el rostro de reina.
POV OMNISICIENTE:
Ninguno de los dos reyes se había dado cuenta de la atención que recibían, muchos riendo por lo que alcanzaban a escuchar de la conversación de la pareja.
Muchos de los ciudadanos sintieron su pecho llenarse de calidez al ver la felicidad de su antigua emperatriz. Y entre las jóvenes casaderas del imperio, crecía la envidia y el deseo de conseguir un esposo tan atento como parecía ser el joven rey, quien según los rumores desde su matrimonio con Navier había dejado atrás por completo su supuesta vida alocada, y la única mujer que veían realmente cerca de él era su esposa.
Ver a la joven pareja de reyes era refrescante, incluso más que observar a su nueva emperatriz, quien desde su llegada había resaltado entre los nobles por el aura renovadora que exhibía.
Poco a poco en el desfile que tuvo una duración de 4 horas, Navier y Heinley se llevaron el protagonismo sin darse realmente cuenta, después de todo, incluso los guardias que custodiaban su carruaje se unían por invitación de ellos a las divertidas charlas que ambos, principalmente, tenían. Estás iban desde momento graciosos que pasaron juntos en los últimos días, hasta anécdotas de infancia, donde salió a relucir que la "rígida" mujer que había sido su emperatriz, en realidad fue una pequeña muy ocurrente, razón por la que los antiguos emperadores la habían querido tanto.
Los ciudadanos en el fondo empezaban a arrepentirse de haber aborrecido el nuevo matrimonio de su emperatriz depuesta. ¿Cómo no podrían arrepentirse? Cada vez que un ciudadano decidía mirar a la pareja quedaba embelesado, ambos eran personas con una apariencia magnifica, y si los observaban con atención podrían incluso ver como un aura rosa llena de amor provenía de ambos.
Para los ciudadanos que estaban más cerca de los carruajes no pasó desapercibido el brillo que tenían los ojos de la rubia al ver a su esposo, quien le sonreía con evidente adoración.
Pero en el carruaje principal las cosas no estaban yendo de forma tan perfecta.
Atte: Sana~i.
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Una vez más
FanfictionLa emperatriz Navier despierta el día en que el emperador Sovieshu conoce a Rashta. Nuestra bella emperatriz perfecta tiene todos sus recuerdos, quiere regresar con Heinley y tener a sus hijos, ¿logrará divorciarse y casarse con su amado de nuevo? ©...