Cap 8:

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(Notas de autora).

-Diálogos-.

-Pensamientos-.

*-Cartas-*.

POV NAVIER:

Como recordaba la vizcondesa Verdi me pidió dinero, se lo di sin hacer preguntas.

Estaba en mi oficina y un guardia entró, sabía a lo que venía.

-Su majestad. El príncipe Heinley quiere verla-.

-¿El príncipe Heinley?- Salí y lo encontré mirando un mural dándome la espalda, quería abrazarlo, como acostumbraba a hacer.

-Ah. Su majestad- me acerqué. Él giró la cabeza y se inclinó como cuando se presentó ayer -¿espero no ser demasiado grosero?-.

-De ningún modo. ¿Qué puedo hacer por usted?-.

-Me dijeron que a esta hora ya habrías terminado con el trabajo. ¿Todavía estás ocupada?-.

-No, ya he terminado- él sonrió.

-Eso es genial. Si no te importa, ¿podrías mostrarme el palacio? Me gustaría echar un vistazo, pero es tan enorme que podría perderme- que excusa tan barata, él es tan escurridizo e inteligente que ya conoce mejor el palacio que yo y Sovieshu.

-Ah, entonces mi dama de compañía...-.

-Usted- me "interrumpió" -deseo que la reina lo haga- susurró con dulzura. Escucharlo llamarme reina hizo que mi corazón se sintiera cálido.

No me fijé en si el guardia se había molestado o si mis damas de compañía estaban sorprendidas -está bien- respondí.

Me ofreció su brazo y lo tomé, pero al tocarlo, recordé todos los momentos en los que me abrazó o me cargó, lo solté enseguida antes de sonrojarme.

-¿Qué pasa?- Me miró con curiosidad.

-Nada- aparté la vista -¿alguna vez ha estado en el Jardín de Plata? Es el jardín más cercano al palacio del sur. Es muy hermoso-.

-He estado alrededor del palacio del sur, naturalmente- empecé a concentrarme en recordar el recorrido que debíamos seguir -¿su majestad?- Su voz hizo cosquillas en mis oídos.

-Estaba pensando en que mostrarte primero-.

-Ah. Entonces quiero ir...- Rashta apareció entre los arbustos.

-¡Su majestad!- Suspiré y asentí recibiendo su saludo -su majestad, ¿estás dando un paseo? Rashta también está paseando-.

-Si-.

-Yo vengo de allá- señalo el camino por el que vino -hola, soy Rashta- Heinley sonrió, oh no, si copiaba a Rashta tendría que manejarme muy bien para no reírme.

-Hola, soy Heinley- la aguda risita de Rashta me arruinó las ganas de reír, ahora recordaba porque detestaba tanto que Heinley la imitara.

-¡Eres gracioso! Su Majestad, ¿quién es? Nunca lo había visto-.

-Soy el príncipe Heinley del Reino del Occidente- se presentó solo.

Rashta exclamó sorprendida -¡Wow! ¡¿Príncipe?!- Rashta tapó su boca y gritó de emoción -¡Rashta nunca ha visto un príncipe!-.

-Jaja- rio falsamente Heinley -¿es cierto?- Había estado casada mucho tiempo con él y aprendí a leerlo de pies a cabeza, también reconozco si dice algo o ríe de forma falsa.

-Realmente pareces un príncipe de un libro de cuentos de hadas-.

-Dios. Me halagas, Rashta- dijo con falsa alegría. Ella se sonrojó.

-¿Están dando un paseo juntos?-.

-Le pedí a la emperatriz que me mostrara el lugar-.

-Este lugar es maravilloso, ¿no? Hay muchos lugares para ver-.

-No lo he visto todo, pero hasta ahora ha sido increíble- me miró por una décima de segundo. Rashta preguntó otra cosa más, antes de sonreír radiantemente.

-Bueno, príncipe Heinley, ¿quieres que te guíe?- La cejas de Heinley se levantaron y logré ver un atisbo de fastidio y molestia en sus ojos.

-¿Señorita Rashta?- Estaba empezando a molestarme, que se quedara a Sovieshu, si quería arruinarlo era decisión de él y suya, pero no me quitaría a Heinley.

-Rashta ha estado explorando el palacio entero últimamente. ¡No hay ningún lugar que no conozca!- Rashta me miró de reojo -su majestad está ocupada, así que Rashta lo hará-.

-Ah. Gracias. Señorita Rashta, pero no hay problema. La emperatriz es una gran guía- él me miró a modo de disculpa, se veía algo arrepentido de haberle seguido la corriente a Rashta.

-¡Ah! Entonces Rashta irá con ustedes. ¡Será más divertido si los tres damos un paseo juntos!.- Rashta se pegó al costado de Heinley y le sonrió con suavidad, sentí mis celos crecer. Esperé el rechazo de Heinley a su oferta.

-Lo siento. Señorita Rashta- su voz sonó firme -tres son demasiados- quise sonreír ante su frialdad. Rashta lo miró sorprendida -disfruta tu paseo- se acercó a mí, con su actitud orgullosa de nuevo, fruncí el ceño, no acostumbraba a tener celos, pero ¿por qué ver a Rashta cerca de Heinley, me caía peor que las náuseas matutinas del embarazo? -¿No te parezco guapo?- Fruncí ceño de nuevo para no reírme, sabía los comentarios coquetos que venían -es extraño. La gente suele interesarse por mí en este punto. ¿Por qué la reina es tan fría? ¿Está mi cara hinchada hoy? Me aseguré de vestirme bien- lo miré fijamente, relajándome un poco, él comenzó a reír de forma distinta a como rio con Rashta, esta vez era su verdadera risa -mis disculpas. Su Majestad. Estaba muy rígida hace un rato- fingí estar sorprendida -la mujer de antes, ¿es la amante del emperador?- Sonreí al escucharlo llamar a Rashta amante y no concubina -el emperador es un hombre extraño. ¿Cómo podría mirar a otro lado con la reina delante de él?-.

-Gracias por sus amables palabras, pero...- Debo aceptarlo, extrañaba sus halagos.

-No hay necesidad de agradecerme. Si no puede apreciarte, es su pérdida- sonreí y él me dio su adorable e infantil sonrisa -entonces, si no le importa, su majestad, ¿me invitaría al banquete especial del último día de las celebraciones de Año Nuevo?-.

-¿No recibió ya la invitación? No puede ser...- Se vería sospechoso si cambiara una de mis invitaciones, así que solo dejé que las cosas siguieran su flujo.

-La recibí. Pero fue una invitación del emperador del Imperio Oriental- me miró fijamente, trate de no sonreír ante lo que seguía, levantó sus cejas -preferiría ser el invitado de la emperatriz-.

-Lo aprecio, pero ya he enviado todas las invitaciones-,

-¿Por qué no tachas el nombre del emperador y escribes el tuyo abajo?- Se rio de nuevo y me tendió su brazo -¿seguimos caminando?-.

Editado: 30/12/2022.

Atte: Sana~i.


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