Cap 63:

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Hola, ¿querei darme mimos o putazos por la espera? Los recibo ambos hshshs 

(Notas de autora).

-Diálogos-.

-Pensamientos-.

*-Cartas-*.

POV NAVIER:

Estaba terminando de leer un libro, mientras escuchaba de vez en cuando a Laura y Mastas hablar entusiasmadas sobre mí, junto con la condesa Jubel que solía involucrarse discretamente en la conversación, al haber aceptado al vizconde Langdel como mi guardia, solía escuchar los pasos de sus hombres custodiando mi puerta, el escenario tan familiar me hizo sonreír.

Segundos después Rose entró con café, me dio una mirada extraña -su alteza- se quedó unos segundos en silencio -una de las damas de compañía de Christa está aquí-.

-¿De Christa?- Pregunté fingiendo algo de sorpresa.

-Si, trajo una cesta de flores- la dejé entrar.

-Mi nombre es Imaru. Su alteza- me saludó educadamente -estas flores fueron cuidadas personalmente por Christa- mencionó una vez Rose recibió la cesta.

-Por favor, transmite mi agradecimiento- sonreí amablemente.

-Debe estar preocupada por la llegada de los caballeros de Lord Langdel. Ha estado ignorando a su alteza todo este tiempo, pero ¿ahora incluso envía un regalo?- Resopló Rose una vez la dama de compañía se fue.

-¿La tiramos?- Preguntó fríamente la condesa Jubel.

Rose se sorprendió, sonrió y dijo -solo estaba bromeando- señaló una mesa sin decorar -la pondré allí, su alteza-.

-Está bien-.

-Señorita Rose, envía un ramo de flores de acacia a Christa a cambio-.

-Es un regalo de otro bando. ¿Tiene que enviar uno a cambio? Tampoco creo que haya estado realmente feliz de enviarle este regalo- dijo Mastas disgustada.

-No importa si lo hizo con sinceridad o no-.

-¿Eh?-.

-Es mejor tener una falsa amistad que estar en conflicto-.

Tal como recordaba los días siguientes Christa no mostró ninguna otra acción amistosa, con ligeras diferencias, entre ellas el hecho de que mis damas de compañía tenían una complicidad incluso más grande que la vez anterior.

Para mi seguía siendo divertido ver las interacciones entre Nian y el vizconde Langdel, eran adorables juntos.

POV ONMISCIENTE:

Mientras la reina disfrutaba la paz de estar en lo que sentía su hogar, el emperador Sovieshu sentía su paciencia acabarse, le había dicho a la diseñadora y a Rashta que el vestido de novia debía ser sencillo, pero al cruzar la puerta se encontró con un glamuroso vestido, no era feo, pero era muy cargado para la imagen sencilla que Rashta había proyectado al pueblo y los nobles.

Cuando se quejó no pudo más que rendirse si Rashta empezaba a llorar sería complicado calmarla y ello podría repercutir en el bebé, así que una vez más dejó que ella hiciera lo que quisiera, solo esperaba que ignorar lo que ella hiciera no lo afectara.

Era una lástima que esto no fuera así, sus acciones y las de Rashta cada vez los guiaban más y más al mismo final.

Mientras esto sucedía, en el Occidente el joven rey veía con una oscura sonrisa la invitación en sus manos, sus pensamientos se podían leer a través de su expresión, se iba a divertir como nunca.

El hombre se levantó y regresó a su expresión habitual, luego se dirigió en busca de su esposa, sintió el aire abandonar sus pulmones al verla, estaba sentada en la mesa donde solían almorzar junto a la ventana abierta, la suave brisa movía sus cabellos y algunos rayos de sol golpeaban su piel de porcelana, causando que sus ojos se vieran más vibrantes. Su falta de aliento fue acompañado con un estremecimiento y los acelerados bombeos de su corazón.

-¿Heinley?- Preguntó su esposa preocupada al verlo paralizado, salió de su ensoñación y con una sonrisa brillante se acercó a ella, beso su manos y sus parpados de forma dulce.

-La fecha de nuestra boda fue fijada, decidí que fuera el mismo día-.

-Entonces será muy pronto- una suave sonrisa acompaño la dulce voz de la reina.

-Por otro lado ya llegó la invitación a la boda de esa mujer y el emperador-.

-Oh, ya veo, parece que va a ser un evento, algo....-.

-¿Divertido?- Alzó una ceja el hombre -lo único que no me causó gracia de ese evento fue el cómo te trató la gente y el que esa mujer usara tus pagaré- hizo una mueca -el resto fue divertido, en especial la expresión del emperador, ¿recuerdas como sonreía forzosamente y cómo fue su cara cuando vio a esa mujer?- Soltó una risa, que contagió a su esposa.

-Pero no fue tan divertido como las travesuras de Lari, ¿recuerdas cuando se atoró en un jarrón? Nunca pensé preocuparme y a la vez divertirme tanto a la vez-.

-Nuestra pichoncita es realmente hermosa y traviesa-.

-Si vuelve a nacer debes prepararte Heinley-,

-¿Prepararme? Pero ya sé cómo cuidar de un bebé-.

-No me refiero a eso, ella será encantadora... Tendrá muchos pretendientes- La mirada del rey se oscureció -hey, no seas celoso, algún día ella se enamorará y casará-.

-Ella es nuestra pichoncita, nuestra princesita-.

-El que algún día se case no borrará ese hecho Heinley- la mujer suspiró -bueno, creo que debemos preparar nuestro equipaje para el viaje, anímate, verás de nuevo a mis padres y si tenemos algo de tiempo iremos a visitarlos, recordé que hay algunos retratos de mi infancia en mi antigua habitación- la reina se sonrojó algo avergonzada.

-Oh, reina de niña debió ser la más hermosa y adorable, no puedo esperar por verla- habló entusiasmado -¿crees qué tus padres no se sientan incómodos conmigo esta vez?-.

-Mmm, no puedo asegurar nada, pero ya verás que con algo de tiempo te amarán, incluso más que a mí- sonrió la rubia.

-Nadie que tenga sus dos pies bien puestos sobre la tierra podrían amarme más de lo que te amarían a ti, eres la persona más preciosa que he conocido, reina-.

Ambos esposos se sonrieron, y continuaron charlando amenamente, un rato después las damas de compañía de la reina entraron, mientras cortaban fruta y servían bocadillos, ambos les informaron sobre la fecha de su boda y la reciente invitación.

Las reacciones fueron iguales a como la reina recordaba, el rey veía con diversión oculta a las damas, ahora entendía mejor porque le agradaban tanto a reina, sus expresiones eran muy divertidas siempre.

El sonido de la puerta llamó la atención de los presentes, Rose, al abrir la puerta se encontró de frente con el mayordomo de la señorita Mullaney, tal como en el pasado, la reina la citó a la una de la tarde del siguiente día, esto causó un pequeño puchero en el rey, que deseaba pasar tiempo con su esposa después de almorzar.}

Si bien la expresiones del rey pasaron desapercibidas, dos personas las notaron, una siendo su esposa, quien resistió las ganas de negar y sonreír ante su adorable esposo, y la otra persona siendo la condesa Jubel que sentía cada vez más paz en su corazón, se sentía genuinamente alegre por su adorada Navier, después de tanto tiempo por fin parecía que estaba con el hombre indicado, y esperaba fervientemente que esta aura amorosa entre ellos los siguiera durante el resto de sus vidas.

Atte: Sana~i.

Una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora