Cuando la reunión terminó, todos empezaron a retirarse para volver a sus casas menos Jonathan, el recibió algunos curriculum durante una hora y almorzó en la oficina lo que le traían del bar.
Era como una especie de líder para todos en el pueblo y se obedecían sus ordenes y seguían sus leyes. Ya hacía tiempo que habían sido registrados en el mapa como White Oak Lands, había sido un buen avance y les había conseguido algunos nuevos habitantes, también algunos nuevos problemas, pero dentro de todo, White Oak funcionaba con armonía. Kyle como sheriff del pueblo mantenían el orden y tenía dos alguaciles que le acompañaban en todo momento. Terrell controlaba a la comunidad de negros que se había asentado años atrás y también crecido y esos hombres vivían libremente con sus familias, trabajaban y se educaban. A veces surgía alguna pelea por temas de razas, un blanco pasado en copas gritaba algo y lo resolvían a los golpes o viceversa, pero los problemas siempre se resolvían con algo de tiempo. también tenían indígenas en la zona (o indios como Jonathan acostumbraba llamarles), ellos habían sido "modernizados" después de que les arrebataran las tierras y sus prácticas indígenas estaban prohíbas, incluso aunque Jonathan quisiera permitirlo, era una ley gubernamental. Los indígenas que se habían negado a "modernizarse" y volverse ciudadanos estadounidenses, habían sido asesinados. Cientos y miles de ellos. Un pequeño porcentaje había sobrevivido y no felizmente.
Aunque fuera un bello pueblo, sus calles seguían siendo de barro y no era un ambiente en el cual Jonathan quisiera a sus hijas o su esposa. Demasiados hombres y mujeres ebrias, peleas y mugre. Por eso ellas rara vez visitaban White Oak.
Él les había colocado una iglesia hacia el campo, para que pudieran asistir a la misa de los Domingos con el reverendo y cuando necesitaban algo del pueblo enviaban a alguno de los muchachos a conseguirlo.
Acomodó los curriculum que había recibido en una carpeta dentro del cajón de su escritorio y miró la hora para confirmar que llegaría al picnic con Olivia. Eran las dos y cuarto, estaba seguro de que a un buen ritmo podía llegar a la casa a eso de las tres y le daría tiempo de darse una ducha y cambiarse antes de ir con ella al jardín.
Se estaba acomodando la chaqueta junto a su escritorio cuando alguien llamó a la puerta abierta y una mujer asomó. Vestía con elegancia, una falda marrón que caía natural por su cuerpo, el corsé estrechando su cintura y una camisa blanca con corbata y chaqueta. Traía también un sombrero y guantes, con un bolso enganchado a sus muñecas y un delgado paraguas. Cuando Jonathan la vio, continuó aprontándose para salir.
—¿Puedo ayudarla, señora? —inquirió y fue hacia la puerta para marcharse—. ¿Necesita indicaciones?
—Eh, no...Leí en el periódico que necesitaban empleados, señor y esperaba poder entregarle mi curriculum.
Jonathan se detuvo de cerrar la puerta de la oficina y la miró. Ella había retrocedido ante su figura acercándose para salir de la habitación por donde ella se encontraba parado y cuando lo tuvo enfrente se obligó a tragar saliva con fuerza y mantener la calma. En las fotos y dibujos del periódico siempre se veía serio e intimidante, pero en persona casi parecía una persona distinta.
—No quiero ofenderla, señora, pero el anuncio aclara que solo tomamos hombres con títulos.
—Bueno, no soy hombre, pero tengo el título, señor Morgan —comentó y buscó en su cartera por una hoja doblada a la mitad—. Si pudiera al menos echarle un vistazo.
Jonathan miró hacia la hoja que le extendió y luego bajó hacia el reloj de bolsillo para revisar la hora. Bufó, abrió la puerta de la oficina y regresó a su escritorio para tomar la hoja.
La mujer ingresó y se sentó frente a él.
Tuvieron unos minutos de silencio mientras él revisaba su curriculum y la miró sobre los lentes antes de quitárselo.
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Vidas cruzadas: El ciclo. #3 COMPLETA. +18. BORRADOR
Historical FictionMuchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él. A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...