Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él.
A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...
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Después de la cena, Jonathan subió hacia el dormitorio siguiendo a Olivia y dejó la puerta abierta hasta que Floyd entró y se sentó a los pies de la cama. Jonathan quería decirle a Olivia, pero consideraba importante que estuviera presente, aunque le había advertido que enojada Olivia podía decir cosas que realmente no sentía, por lo que sería mejor que solo en caso se preparara para poner un muro entre ellos y que no le afectara.
Jonathan realmente no sabía como podría reaccionar.
—Toma asiento, ángel.
Olivia obedeció no muy convencida y se sentó en el sofá.
Su atención paso de Jonathan a Floyd con los hombros tensos.
—¿Qué sucede? Sin vueltas, por favor.
Jonathan se rascó la nuca y señaló a Floyd.
—Las sospechas que te comenté ayer en la mañana...Son ciertas. Adalynn está con un hombre, Liv y ese hombre es...
Olivia miró hacia Floyd y fue difícil comprender lo que pensaba o sentía en esos momentos, pues su expresión no había cambiado. Parecía sorprendida y su sorpresa lentamente se transformo en enojo. Se puso de pie y Floyd la siguió con la mirada hasta que ella le cruzó el rostro con su mano y lo dejó mirando hacia otro lado.
Al menos lo había golpeado en su mejilla sana y no dolía tanto como el golpe de su padre, pero la piel se le tornó roja bastante rápido y cosquilló. Olivia le dio la espalda acariciándose el puente de la nariz y exhaló.
—Él no la obligó ni nada, Liv.
—Por supuesto que no, jamás pensaría que mi hijo haría eso —espetó y frunció el ceño—. ¿Tu sí? Ugh, agradece que eres mi marido o estarías recibiendo una bofetada tu también por idiota. ¿Cómo vas a pensar eso de nuestro hijo?
—¿Me deje llevar?
Olivia rodó los ojos y paseó de un lado hacia otro frente a Floyd.
—Vergüenza debería darte, Floyd. Tiene diecisiete años y tu eres un hombre.
Esta vez fue Jonathan quien rodó los ojos.
—Y volvemos con las edades.
—¡Son once años!
—Derby le lleva once años a Jian y no te veo protestando.
Olivia se plantó ante él y Jonathan sostuvo su mirada.
—Quería a Derby muerto, Jonathan, así que no hables como si me hubiera alegrado que dejara embarazada a mi hija cuando tenía dieciséis años. El único motivo por el cual lo acepte es porque tenían un hijo, pero no pienso permitir que suceda lo mismo con Adalynn. Vas a alejarte de ella inmediatamente, Floyd.
—Olivia, al menos escucha lo que tiene por decir, él ha descubierto cosas sobre el trauma de Ada que nosotros no sabíamos.
—¿Oh ¿así que debo dejar que se acueste con ella solo porque descubre cosas? Adivina, Jona, puedo descubrir esas cosas yo solita en una hora de terapia.
