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ADVERTENCIA: DESCRIPCIÓN DE ABUSO SEXUAL PRESENTE EN EL CAPÍTULO.

Jonathan entró en la casa y se detuvo en la puerta cuando sus ojos se encontraron con los de Marie. Ella estaba esperando por él sentado a los pies de las escaleras y era difícil saber cuanto tiempo llevaba allí. Se puso de pie cuando lo vio llegar y Jonathan se quitó el sombrero y lo dejó en la mesa adornando el centro del recibidor.

Ninguno dijo nada durante unos minutos y Marie simplemente lo miró retorciéndose los dedos y jugando con sus uñas.

—Buenas noches, Marie.

Lo sintió pasar junto a ella sin darle un beso de despedida o abrazarla y aquello la destrozó por dentro. Apretó los ojos y se giró para ver su espalda mientras subía las escaleras.

—¿Podrás perdonarme algún día, padre?

—No hay nada que perdonar —contestó Jonathan y se detuvo para mirarla—. Pensaste que tu madre estaba en peligro y fuiste a protegerla, admiro eso...Pero, pensé me conocías mejor.

—Sí te conozco —dijo, pero apretó los ojos y supo que no era cierto. No después de lo que había hecho—. No sé por qué pensé que podía ser cierto, papá.

Jonathan bajó los escalones que la distanciaban de ella y sus miradas se enfrentaron.

—Porqué tu no ves el mundo real, Marie, solo ves esa pequeña fantasía que has construido en tu cabeza donde yo soy el villano y hoy pensaste que finalmente tenías pruebas para demostrar que todo este tiempo tenías razón y no dudaste en atacarme —. Negó con lágrimas en los ojos y Jonathan retrocedió—. Pensaste que tu madre necesitaba protección de mí, incluso aunque en treinta años de matrimonio jamás la he lastimado ni siquiera una vez.

—Lo siento...

—Nunca lo sientes, Marie. He perdido la cuenta de cuantas disculpas me has dado y estoy cansado de aceptarlas. Me traicionaste esta noche y aunque agradezco cuides de tu madre, tu y yo ya no tenemos nada más que hablar. Se acabó.

Fue más doloroso para Jonathan tener que darle la espalda al escucharla llorar que todo lo que llevaba enfrentando esa semana. Pero tenía un limite de cuanto podía soportar en su vida y Marie había encontrado el suyo, era su hija y la amaba, pero no podía olvidar la expresión de odio en su rostro mientras le apuntaba con un rifle, como si fuera capaz de dispararle, como si quisiera hacerlo y realmente lo creyera capaz de lastimar a Olivia.

—¿Ya no me amas?

Jonathan se detuvo en la escalera por segunda vez y suspiró.

No se giró para mirarla, tuvo que pensar en silencio por la respuesta que le daría y como se lo diría. La amaba, eso nunca lo pondría en duda, era su hija y era difícil no amarla incluso aunque ella dijera e hiciera cosas que lo dañaban, pero hasta los padres podían encontrar un limite sobre cuanto eran capaces de soportar de sus hijos y Jonathan había encontrado el de él.

—Te amo —contestó finalmente—. Buenas noches.

Se marchó hacia su dormitorio y Marie se abrazó a si misma y volvió a sentarse en la escalera para llorar. Volvía a arruinarlo todo para su familia y esta vez no sabía que podía hacer para arreglarlo o arreglarse a sí misma.

Miró sobre su hombro, esperanzada de ver a su padre volver cuando sintió pasos en la escalera, pero descubrió que se trataba de su madre. Olivia se sentó a su lado en el escalón y no dijo nada.

Estaba oscuro en la casa, las luces apagadas y todo el mundo durmiendo, ya era tarde y Jonathan necesitaba descansar después de lo estresante que había sido ese día para él. Todos necesitaban descansar.

Vidas cruzadas: El ciclo. #3 COMPLETA. +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora