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Jonathan no había mentido cuando le había asegurado que se pegaría a ella día y noche. Olivia llevaba la tarde en la enfermería y Jonathan estaba en la enfermería con ella, sentado en la silla detrás del escritorio simplemente admirándola mientras trabajaba. Recibió tres pacientes ese día, tres hombres que vinieron en momentos distintos de la tarde; el primero con una enorme astilla enterrada en la mano, el segundo con un posible resfriado y el tercero para continuar el control de sus pulmones desde que Harvie le había diagnosticado asma. Jonathan solo observaba y sonreía ante el lenguaje sofisticado que ella usaba para explicarle a los hombres que tenían, antes de adaptarlo a un lenguaje que los pobres hombres pudieran entender. Era tan inteligente y tan hermosa.

—¿Cuántos pacientes tienes normalmente?

—No muchos, Harvie y yo pensamos que publicando el anuncio en los periódicos nos llegarían más personas, pero eso no sucedió. Supongo que la ubicación no es la mejor y la gente no tiene tiempo para ir al doctor —. Limpió la camilla después de su último paciente y suspiró—. Es bastante tranquilo.

—¿Y eso te gusta?

Se encogió de hombros y enrolló el trapo que tenía en sus manos.

—A veces extraño la adrenalina de la guerra, el sentirme útil...No sé si tenga sentido, pero al mismo tiempo me alegra ya no tener que hacer amputaciones todos los días.

—Todavía hay guerras sucediendo, solo que no llegan a afectarnos directamente —. Se inclinó hacia el escritorio para garabatear algo en el marco de la libreta y continuó—. La guerra contra los indios todavía no ha terminado, sigue desde el comienzo del siglo.

—¿Los están matando?

—A algunos, pero también han comenzado a educarlos. Se han abierto algunas escuelas para convertirlos al cristianismo y las creencias americanas —. Garabateó un ciervo pequeño en el rincón de la hoja y luego la miró—. Nunca hablamos sobre los indios ¿cuál es nuestra opinión en el tema?

—¿Nuestra?

—Pues sí, no quisiera ir por ahí hablando tonterías que solo te avergonzarán y yo no soy el inteligente en la relación. Esa eres tú, así que dime, ¿qué piensas de los indios? ¿Los apoyamos?

—Nunca estudié mucho de su historia para ser sincera, no es un tema que hablemos mucho en Inglaterra...Curioso considerando que fueron ingleses quienes los atacaron —. Arrastró la silla frente al escritorio y se sentó—. Debe ser difícil ver tu hogar ser atacado por extranjeros y no poder hacer nada para protegerlo, que te obliguen a abandonar tus lenguas y tus creencias y destruyan todo lo que alguna vez cuidaste. Leí sobre la masacre de búfalos en los periódicos hace años...Todos esos animales apilados en montañas de huesos.

—Fue un movimiento militar.

—¿Con qué propósito?

—Pues los búfalos son importantes para los indios, principal fuente de alimento, sus pieles les sirven para construir refugios y hacer ropa y también los alaban como alguna forma de religión, masacrándolos destruyeron la moral de los indios y les quitaron uno de sus recursos más importantes.

—Es brutal...No me agrada, sé que los indígenas no han sido santos, pero no puedo culparlos cuando ellos solo intentan defender sus tierras. Realmente no puedo escoger un bando, los indígenas han matado gente inocente y también los ingleses. Supongo que el ganador pintara al otro como el enemigo, pero dudo existan bandos buenos o malos en esta guerra...Solo bandos.

—¿No es así con todas las guerras? Todos estamos intentando sobrevivir.

—Pues deberías aplicar esa lógica a tu historia entonces —. Jonathan rodó los ojos y Olivia chasqueó los dedos al acordarse de algo—. Te tengo un regalo, espera aquí.

Vidas cruzadas: El ciclo. #3 COMPLETA. +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora