Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él.
A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...
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Adalynn desarmó su peinado y tomó el cepillo para desenredarlo antes de trenzarlo para dormir. Había comido bastante en la cena de esa noche, porque la señora Hopper había preparado pizza y eran sus favoritas, así que se sentía satisfecha y con ganas de bajar a la cocina por otra porción.
Cerró las ventanas del balcón para aislar el frío y empezó a trenzarse el cabello mientras paseaba por el dormitorio. Esperaba que Floyd llegara pronto, él le había prometido dormir con ella esa noche para que no tuviera pesadillas y se sentía muy contenta por tenerlo cerca. Le gustaba lo que hacía con él y como se sentía cuando la tocaba, nunca antes había disfrutado de esas cosas y con Floyd era como si algo despertara en su interior. Algo confuso y emocionante.
Terminó de trenzarse y sonrió cuando Floyd entró en la habitación trayendo un plato con algunas porciones de pizza que habían sobrado. Él puso llave en la puerta solo para tener tiempo de vestirse si alguien decidía visitar a Adalynn en la noche y dejó el plato sobre el escritorio.
—Imaginé que te daría antojo de más pizza en la madrugada, así que...Traje lo que quedaba y...—. Tanteó el bolsillo de su chaqueta y sacó una petaca—. No le digas a papá que te dejaré beber, pero no encontré el jugo y creo que ya no quedaban naranjas.
Se giró hacia ella cuando Adalynn se acercó para abrazarlo y sonrió. Le acarició la mejilla, envolvió su cintura con el otro brazo y la pegó a su cuerpo.
—Gracias, eres el mejor y te quiero mucho. ¿Hablaste con Harvie?
—Sí...—. Señaló la ventana del balcón para abrirla antes de sacar un cigarro y ella asintió y se quedó junto al escritorio comiendo una porción de pizza, mientras él iba a sentarse en el sofá—. No hay nada de malo en lo que sientes y deseas que hagamos.
—¿No?
—Nop, solo creo que deberíamos hablarlo un poco más y tener claro límites, no sé si me explico. Cosas que definitivamente no podemos hacer o decir —. Encendió el cigarro y retuvo el humo mientras hablaba—. Y también creo que deberíamos controlarnos un poquito más. No me malinterpretes, bebé, me encanta tocarte y todo lo que hacemos, pero...También debemos pasar tiempo solo...hablando ¿comprendes? No es sano si todo gira únicamente entorno al sexo.
—Comprendo. Que no salte sobre ti apenas te veo ¿no? —. Floyd se rio, pero asintió—. ¿De verdad no hay nada malo conmigo? ¿No dijo por qué tengo estás necesidades?
Negó sin mirarla y sostuvo el cigarro con sus labios para liberar sus manos y quitarse la chaqueta.
—Solo gustos, pequeña. Todos tenemos gustos distintos y mientras lo disfrutes, no pasa nada. Hablemos de los límites ¿de acuerdo? No te golpearé, ese es mío, puedo...azotarte si eso quieres, pero...No pienso abofetearte o patearte o eso.
