Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él.
A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...
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10 de febrero 1897.
White Oak, Minnesota.
Durante el invierno Grayson se había obligado a quedarse en casa, pues su madre no le permitía viajar con la nieve, por dicho motivo llevaba tres meses sin ver a Avril. La última vez que la había visto había sido en noviembre del año anterior, la había visitado un sábado, habían dormido juntos toda la noche, probando distintas posiciones en busca de aquella que más la enloquecía y él se había quedado a dormir hasta la tarde del domingo cuando se había marchado.
Después de eso la nieve había empezado a caer durante la semana y ya no había podido visitarla otra vez. De no ser por las ganas de follarla, no le importaría no verla, pero extrañaba su cuerpo y no era lo mismo con las prostitutas en White Oak...Había algo en ella que era prácticamente adictivo e irremplazable y la curiosidad por saber si ella se sentía igual le consumía.
Esperaba que sí, porque se negaba a ser el único idiota necesitado, de hecho, quería que ella lo estuviera pasando peor y que pensara en él cada minuto sin oportunidad alguna de despejar su mente.
Cuando despertó esa mañana y admiró el paisaje por la ventana, la emoción recorrió su pecho al ver que la nieve se estaba derritiendo y aunque el frío continuaba, podía viajar hasta La Crosse y pasar la noche con ella.
Bajó las escaleras con sus energías renovadas y cuando chocó con Maximilian que salía de su dormitorio, lo tiró al suelo.
—Joder, perdón... ¿Estás bien? —. Le ayudó a ponerse de pie y Maximilian se rio y asintió—. ¿Y tú bastón?
—Quería probar llegar al comedor sin él, pero veo que mi ambición fue más grande que mis capacidades. Estás animado hoy ¿algo bueno?
—Tetas y vaginas, Max...Lo cual es muy bueno, pero no viene al caso. No creo que tu ambición sea más grande que tus capacidades, ibas avanzando bien hasta que te peche —. Le dejó agarrarse a su brazo para caminar juntos hacia el salón y corrió la silla por él—. ¿Quieres venir al burdel conmigo?
—¿Qué es eso?
—Mmm, donde algunas mujeres trabajan y por un poco de dinero te las puedes follar.
—¿Y que es follar?
Grayson abrió su boca para responderle, pero Jonathan entró y le chitó inmediatamente.
—Es preferible que obtengas tu educación sexual por otros medios que no sean...pues, Grayson.
Maximilian vio que Grayson rodaba los ojos y se encontró frunciendo el ceño.
—¿Por qué no puede ser Grayson?
—Porque el sexo para él es tan mínimo e insignificante como lo es para un animal —contestó Geordie entrando en el salón—. Le falta el aspecto emocional y significativo del mismo, la importancia de alcanzar el orgasmo adentro de una mujer y sentir como ella se aprieta entorno a ti...Así que sí, mejor no tomes los consejos de Grayson.
