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21 de abril 1897

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21 de abril 1897.
White Oak, Minnesota.

Jonathan esperó en la puerta de la casa sólo para recibir al doctor Edwards. Olivia estaba en la cama, finalmente durmiendo un poco después de haber pasado toda la noche con pesadillas y sus hijos apenas reaccionaba para hablar o explicar sus teorías respecto a lo sucedido, así que sus hermanas y mujeres estaban intentando cuidarlos.

Era la primera vez que Jonathan sentía la absoluta presión de ver a su familia desmoronarse y no saber qué hacer, el mismo sentimiento que Olivia había sentido tantas veces antes.

El carro se detuvo frente a la casa y el mayordomo Petterson le abrió la puerta y Jonathan lo recibió. El doctor Edwards estaba por encima de sus cincuenta años y en sus veinte, cuando era joven y aventurero, había participado en los esfuerzos por recuperar a todos los soldados que habían quedado perdidos en sus mentes tras la guerra, como no podía llegar a todos a tiempo, había escrito un libro que durante los cinco años que le siguieron a la guerra fue bastante popular entre las familias de aquellos hombres que habían luchado. Ahora era un terapeuta y médico alienista o en otras palabras modernas, era un psicólogo y psiquiatra, exactamente lo que los Morgan necesitaban.

Edwards estrechó la mano de Jonathan y entraron juntos en la casa.

—¿Usted es uno de los hijos de la señora que me mencionaron por teléfono?

—No, soy su marido.

Edward frunció el ceño.

—¿No debería estar herido? Las mujeres con las que hablé, lo hicieron sonar como si hubiera sido un ataque severo.

—Estuve gravemente herido, pero me recupero rápido —mintió y cerró la puerta a sus espaldas—. El mayordomo se encargará de su equipaje y le hemos preparado una habitación en el primer piso.

—Se lo agradezco, señor Morgan. ¿Dónde se encuentran los pacientes que he de tratar?

—En sus dormitorios descansando.

—¿Seis hijos y la señora ¿verdad? ¿Y usted también imagino? —. Jonathan asintió y Edwards sacó una libreta y sumó rápidamente cuanto les costaría—. Las primeras ocho sesiones individuales serán seiscientos cincuenta y seis dólares y partiremos desde ahí para ver cuanto tiempo tomará cada paciente. Me gustaría poder refrescarme un poco en el dormitorio si no le molesta y obtener un poco de contexto entorno al evento traumático que mencionaron.

Jonathan asintió y dejó que Petterson le enseñara el dormitorio para que se cambiara y acomodara. Edwards bajó una hora más tarde hacia el living donde Jonathan lo esperaba y estudió el lugar.

—Muchas gracias por la hospitalidad y la paciencia, señor Morgan y lamento haberlo hecho esperar. ¿Le parece si me describe un poco lo que sucedió la noche del accidente?

—Estuve inconsciente por la mayor parte, pero puedo describir lo que recuerdo y lo que mis hijos me han contado y para que comprende la gravedad de la situación, le contaré cosas que espero respete no puedo explicar —. Edwards asintió y Jonathan se acomodó en el sofá y miró hacia Toby, echado en la alfombra—. Era el cumpleaños de mi señora y ella salió en la media noche para dejar que el perro fuera al baño, yo estaba uniéndome a ella cuando escuché unos disparos así que me atravesé en el camino para que no le hicieran daño y recibí varios...disparos en el cuerpo. Sé que colapsé sobre ella y mis hijos tuvieron que apartarme, pensando que estaba muerto y viendo mi cuerpo repleto en agujeros...Recibí un disparo en la cara que me desfiguró por completo, no sé como me veía.

Vidas cruzadas: El ciclo. #3 COMPLETA. +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora