Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él.
A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...
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28 de septiembre 1896. White Oak, Minnesota.
Floyd fue el primero en bajar para sentarse en la mesa a desayunar con su familia, tomó su asiento de siempre, hacia el centro de la mesa con la otra mitad vacía desde que gran parte de la familia se había marchado y se sirvió una taza de té consiguiendo iniciar una charla con Aiden y Hardy sin levantar ningunas alarmas.
Cuando Adalynn entró saludó a toda la familia y tomó asiento en su lado de la mesa, algo alejada de Floyd para su desgracia. En esos momentos tenerla cerca le alegraría. La miró y cuando desvió sus ojos encontró los de Jonathan clavados en él mientras comía una galleta en pequeños trozos que se llevaba a la boca. Intentó no delatar sus nervios y simplemente le saludó con una inclinación de cabeza y volvió a concentrarse en su desayuno y la charla con sus hermanos.
Jonathan se echó hacia atrás en la silla cuando el desayuno terminó y observó como todos dejaban la habitación. Se humedeció los labios y llenó otra taza con café.
—Ada ha estado con un hombre.
Olivia levantó la mirada del periódico donde buscaba nuevas ofertas y frunció el ceño.
—¿Qué?
Jonathan apretó los dientes, haciéndolos crujir entre sí y fijo su mirada en el otro lado del comedor, donde estaba la puerta mirando hacia el recibidor y podía ver a Adalynn hablando con Elizabeth en lo que organizaban algo para esa tarde.
—¿No lo notaste? —. Olivia negó—. Entro sonrojándose, huele a perfume de hombre y sus labios están enrojecidos.
—¿Pero ¿cuándo, Jona? Ada no ha dejado la casa.
—No necesita hacerlo, hay suficientes hombres en esta casa.
Olivia frunció el ceño en lo que lo procesaba.
—¿No crees que alguno de los empleados se aprovecharía de ella ¿o sí?
Jonathan no respondió y en el recibidor vio como Adalynn desaparecía hacia las escaleras y Elizabeth hacia la puerta de salida con Ethan. Se puso de pie, dejó a Olivia en el salón y se apresuró para subir las escaleras detrás de Adalynn.
—Ada, ven un momento, por favor.
Ella corrió hacia el con una enorme sonrisa y se lanzó a sus brazos.
—¿Juegas a la búsqueda del tesoro conmigo? Floyd se ofreció a ser quien lo esconda y está haciendo un tesoro de caramelos en este momento. Tus favoritos encima.
—Has estado pasando mucho tiempo con Floyd.
—Obvio, es el mejor —aseguró sin perder la sonrisa—. Cuando tenga nueva escuela se ofreció a llevarme y eso significa que podré ir a caballo y no voy a tener que caminar todas esas horas. ¿Juegas con nosotros?
—¿Y él no te ha...hecho daño ¿verdad?
—¿Qué? —. Se apartó con el ceño fruncido y negó—. Floyd jamás haría eso, papá. Me salvó de Pryor ¿recuerdas?
