Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él.
A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...
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18 de abril 1896. White Oak, Minnesota.
Avril acarició la nuca de Grayson sentada a los pies de la cama junto a él y tomó su mano con cuidado para intentar regresarlo en sí. El parpadeó bruscamente como saliendo de un trance y la miró.
—¿Estás bien, Gray?
Su mente gritó que no sin siquiera pensarlo y le regresó las imágenes de lo sucedido el tres de abril. Cuando cerraba los ojos podía ver el momento exacto en el que Geordie había girado a Jonathan en el suelo y había visto su rostro deformado por las balas. Parecía una obra de terror repitiéndose en su cabeza una y otra vez y el cadáver de su padre era el protagonista.
Se obligó a asentir y frotó su rostro para espabilar y dejó la cama.
—Voy a salir por unas horas con Oliver y Eli.
—¿A dónde irás?
—Vamos a buscar por ese tal RAK en el sistema —. Se colocó la chaqueta y la miró—. Demoraré porque tendremos que revisar todos los ficheros...No dejes la casa ¿sí?
Asintió y supo que él quería besarla, pero no lo hizo y se marcho con paso apresurado, conteniendo sus sentimientos.
Avril estaba preocupada, si ella había enfrentado serios traumas con lo que había visto apenas teniendo una relación de solo horas con los Morgan, no quería imaginar como los Morgan se sentían y Eloise compartía su misma preocupación cuando la encontró en el pasillo, mirando hacia su habitación.
—Lleva así toda la mañana —comentó cuando Avril se detuvo a su lado y miró hacia el dormitorio, donde Geordie estaba sentado en el sofá mirando hacia el suelo—. Y apenas ha dicho una palabra en lo que va del mes.
—He notado que los hombres parecen más afectados que las mujeres.
—¿Los culpas? Ellos estuvieron frente al cuerpo del señor Morgan...Vieron todo lo que nosotras no alcanzamos a ver y es su padre.
—Lo sé, pero necesitan ayuda y ninguno está admitiendo que la necesiten para empezar —. Echó un vistazo hacia el dormitorio de Aiden y lo escuchó murmurando para sí mismo acurrucado en la cama. Ni siquiera se había levantado para el desayuno—. ¿Deberíamos hacer algo? ¿Cómo ayudas a alguien que ha atravesado un enorme trauma?
—No lo sé...Pero podríamos encontrar la respuesta en la biblioteca.
Siguió a Eloise hacia las escaleras y bajaron juntas con pasos lentos, pues ninguna podía exigirse demasiado con sus embarazos. Eloise se suponía debía estar en cama y el vientre de Avril pesaba bastante.
Entraron en la biblioteca y Avril se sentó junto a la mesa y esperó.
—Recuerdo que vi algunos libros sobre el daño de la mente aquí, fue escrito después de la guerra civil, para explicar a las mujeres como ayudar a sus maridos a recuperarse del dolor y miedo...Aquí.
