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7 de marzo 1896

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7 de marzo 1896.
Saint Paul, Minnesota.

Katherina entró en el pasillo del consultorio de Jimmie y llamó a la puerta consciente de que él ya no estaba recibiendo pacientes. Se acomodó el vestido en lo que esperaba que le abriera y echó algo más de perfume en su cuello antes de volver a guardarlo en su bolso y esperar.

Se había puesto uno de sus mejores vestidos de color rojo con la esperanza de verse bien para él y aunque sabía que no era correcto, se había aprontado con esmero esperando que le gustara. La culpa todavía la hacía dudar algunas veces, como cuando había pasado varios minutos pensando si subir o no al tren para visitarle esa noche, pero claramente estaba siendo egoísta, porque a pesar de todo había ido a verle.

Cuando Jimmie abrió la puerta, sonrió y le saludó con su corazón acelerado. Él sonrió de regreso y también la saludó. Su cuerpo cubría el interior del consultorio y no le dejaba ver mucho manteniendo la puerta algo cerrada.

—Yo...Eh...Cierra los ojos —pidió y algo indecisa, Katherina obedeció—. No hagas trampa ¿vale?

Sintió su mano cubriéndole los ojos y entraron en el consultorio. Escuchó la puerta cerrarse y sintió a Jimmie de pie a su espalda en todo momento, lo cual le agradaba. Su calor era reconfortante.

Cuando le quitó la mano y abrió los ojos encontró que había reorganizado todo su consultorio para ocultar la camilla detrás del biombo y había colocado un tapete en el suelo sobre el cual había una manta con algunos almohadones. La estufa estaba encendida y había dos copas con una botella de vino para la ocasión. También vio un ramo de flores sobre la manta y algunos pétalos de rosas adornando el ambiente. Sonrió con gran emoción sin poder contenerse y se giró para mirarlo.

—¿Te gusta?

—Me encanta —. Y el aroma que le llegaba desde la cocina era exquisito—. Es perfecto, doctor, muchas gracias.

—Por favor, dime Jimmie —. Él le ayudó a quitarse el abrigo y tomó su mano para ayudarla a sentarse sobre las mantas también—. No pude conseguir una mesa a tiempo, lo cual sin duda habría sido más cómodo, así que improvisé. La cena ya casi está lista.

—¿Necesitas ayuda?

Jimmie le sonrió desde la puerta de la cocina y negó, se detuvo a mirarla un momento con el trapo en sus manos y olvidó que debía hacer, hasta que empezó a sentir el aroma del pollo quemándose y se giró rápidamente para sacarlo del horno.

Katherina esperó por él sintiéndose bastante nerviosa por esa noche. Era su primera vez a solas con un hombre en una cena, no tenía planes de regresar a su casa pues el último tren pasaría a las siete y dudaba mucho estar lista para irse esa noche y además les mentiría a sus padres al decir que se quedaría en un hotel por el mal clima.

Jimmie regresó desde la cocina con dos platos con pollo asado condimentado con una deliciosa salsa y verduras también asadas que se veían apetitosas. Sonrió cuando le entregó su plato y él se sentó a su lado para comer con ella.

Vidas cruzadas: El ciclo. #3 COMPLETA. +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora