Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él.
A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...
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22 de mayo 1896. White Oak, Minnesota.
Henry bajó de su caballo frente a la casa de Harvie y le entregó una manzana al animal antes de dejarle descansando. Esperaba que no dejara preñada a una de las yeguas que Timmy tenía para tirar de los carros o Timmy se molestaría bastante por no poder usar su yegua hasta que diera a luz.
—Buenos días, tío.
Harvie salió de la huerta con su ropa algo embarrada y las manos sucias, le sonrió y se remojó en un tarro con agua que había junto a la casa antes de acercarse a saludarlo.
—Veo que traes el correo.
—Sí, lo dejaron en casa esta mañana y vi que Adrian te había escrito.
Tomó la carta al instante y una emoción le recorrió el cuerpo al ver el nombre de Adrian en el sobre. Henry lo siguió hacia la casa y se mantuvo en silencio mientras Harvie leía la carta para sí mismo.
Querido tío Harvie.
Sé que te debo una disculpa por no haberte escrito en todos estos años, sinceramente no sabía que decir. No sabía cómo disculparme por haber dejado los Estados Unidos antes de tu regreso, de hecho, pensé en escribirte múltiples veces, pero las palabras nunca llegaban y creo que te ha sucedido lo mismo.
Estoy bien, me rompí la pierna aquella vez en Minneapolis, pero mamá me ayudó a sanar y ahora solo tengo una pequeña renguera y la rodilla duele bastante en los días de lluvia. Nunca imagine que usaría bastón a los casi cuarenta años, pero Amelia dice que se me ve bien.
He estado viajando por Europa para mantenerme ocupado, incluso visite partes de Asia y África, puedo presumir que me he vuelto un buen marinero dado que realice algunos viajes con pescadores que me enseñaron las artes de dominar el océano. He escuchado historias y aprendido sobre demasiadas culturas y creencias, creo que mi mente nunca ha sido tan nutrida como estos últimos años viajando por el mundo. Recuerdo que solía pensar que los Estados Unidos era un país grande y extraordinario, pero después de ver todo lo que el mundo tiene por ofrecer, comprendo que somos pequeños y solo un pequeño porcentaje de esta maravilla que es la Tierra.
Desearía que estuvieras aquí para que comprendas a lo que me refiero, aun así, te he enviado algunas fotos que hice en mi último viaje, podremos agregarlas a mi álbum de fotos cuando regrese.
El lado negativo ha sido la soledad, es curioso como incluso rodeado por miles de personas puedo sentirme tan vacío. Extraño a mi familia, mi mujer y Rian, me pesa no saber mucho de mis hijos o como se ven. Rian me ha enviado varias fotos, pero ninguna foto jamás se comparará con tenerlos enfrente y extraño demasiado eso. Tengo días en los que la tristeza me consume y se me hace difícil reunir las fuerzas para salir a explorar, pero mantenerme ocupado ayuda.
