Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él.
A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...
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20 de marzo 1890. White Oak, Minnesota.
—Este es el lugar, señor Morgan.
—¿Aquí? ¿Seguro? —. Timmy asintió y Jonathan caminó entre la vegetación que crecía en el bosque y se detuvo en el espacio que Timmy planeaba limpiar—. Tomara trabajo despejar algunos árboles para que puedas hacer una casa en esta zona.
—Nada que no haya hecho antes.
—Sí, cuando tenías veinte —intervino Harvie con cierto reproche—. No comprendo porque debes siempre escoger el camino difícil.
—¿Qué hay de divertido en tomar el camino fácil? —inquirió con una sonrisa y regresó su atención hacia Jonathan—. Este lugar es el que me gusta, señor Morgan y ya he estudiado el terreno, es rico en minerales. Está bien hidratado, podría crecer unas buenas papas en esta zona. Y maíz.
Jonathan se inclinó para levantar un puñado de tierra y la deshizo con sus dedos, confirmando que Timmy tenía razón. Sus cultivos tendrían éxito en esa parte del terreno y estaba algo cerca de la mansión para poder visitarles cuando lo necesitara y a solo una hora de White Oak si iba a caballo.
—De acuerdo, puedo enviarte algunos hombres para que te ayuden con los árboles y...
—No será necesario, señor.
Harvie rodó los ojos y asomó del bosque para reunirse con ellos.
—Es demasiado orgulloso para ceder —informó y apretó los labios—. No ha cambiado un poco en casi cuarenta años, prefería desangrarse en el suelo antes que pedir ayuda.
—Técnicamente ya hemos confirmado que no puedo desangrarme.
—Solo acepta a los hombres que Jona ofrece ¿sí? Es mucho trabajo, Timmy, estarás trabajando todo el verano y probablemente todo el invierno.
—Estoy bien —aseguró—. No necesito otros hombres, señor, yo me encargo.
Jonathan intercalo la mirada entre ambos, notando que a Harvie le frustraba la terquedad de Timmy y este último simplemente sonreía y no se estresaba al respecto. Timmy parecía un hombre tranquilo y educado, también parecía haber pasado por varios infiernos en su vida, tenía esa cicatriz en la frente donde la bala había entrado y no le gustaba acercarse mucho a otros hombres. Únicamente Harvie podía cruzar sus muros. Jonathan sabía lo que sucedía con los hombres que terminaban en prisión, Chester era ejemplo de ello y no era nada bueno. Tenía respeto hacia Timmy y admiración por su valentía y fuerza.
—De acuerdo, señor Bissette, ¿un año considera suficiente? —. Timmy asintió y estrecharon manos—. Comience cuando guste entonces, le traeré los papeles para arreglar las cosas una vez me haya quitado otros problemas de encima.
—¿La periodista? —inquirió Harvie y Jonathan asintió—. ¿Por qué insiste tanto en meterse en tus asuntos?
—Al parecer está en una relación con Matthewson así que supongo es beneficio propio —. Se acomodó el sombrero y estrechó mano con Timmy otra vez para despedirse—. Espero verlo pronto en la casa, señor Bissette, es bienvenido siempre que guste.
