Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él.
A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...
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Cuando Gwendoline entró en la casa y Kyle se marchó, ya no se notaba que había llorado y estaba intentando disimular su dolor y actuar con normalidad. Se obligó a sonreír cuando sus hermanas llegaron corriendo desde el salón y evitó tocarla o notarían que sus manos temblaban.
—¿Viste a Caden hoy? —inquirió Elizabeth con una enorme sonrisa.
—¿Se besaron otra vez?
Forzó una sonrisa intentando que se viera natural y tragó con fuerza antes de negar. Temió perder control en su voz y que esta se quebrara.
—Solo lo vi un momento en el bar, nada serio...Es un poco tarde, así que iré a dormir.
—La cena se servirá muy pronto —comentó Olivia asomando desde el salón para unirse a ella—. Oh, ¿Qué pasó con tu vestido? Este no es tuyo ¿o sí?
Maldijo para sus adentros y bajó la vista hacia la ropa.
—No...Me lo prestaron porque el mío se manchó mientras cocinaba, lo he tirado —mintió con astucia.
—¿Lo tiraste? Que pena, te quedaba muy bonito —. Olivia le sonrió y acarició su mejilla—. ¿Estás bien? ¿Tienes algo?
—Solo estoy cansada —aseguró y sonrió cuando su madre acarició su brazo—. Me saltaré la cena esta noche si no es molestia, fue un día muy largo.
—Está bien, cariño, ve a dormir y cualquier cosa le diré a Hooper que te deje algo en la cocina por si despiertas en la noche con hambre.
Aceptó el beso de su madre y se despidió de sus hermanas para luego subir las escaleras. Fue apretando los labios mientras subía, pues cada paso dolía, pero no podía dejar evidencia alguna de ello y contuvo las lágrimas que le nublaban la vista hasta que entró en su dormitorio y pudo cerrar la puerta y llorar en privado.
Se sentía humillada de muchas formas, insultada y decepcionada. Lo que tanto había guardado durante años para entregarle al hombre al que amara y eligiera, le había sido arrebatado de forma asquerosa y violenta, el dolor era prueba de ello y ahora...Usada, ultrajada y ensuciada como lo estaba, dudaba que alguna vez alguien pudiera quererla. Estaba arruinada y se sentía destrozada.
Lloró por parte de la noche y luego cayó dormida con el sonido de la lluvia que empezaba a golpear en su ventana. No despertó hasta pasada la hora del desayuno cuando una de las empleadas intento llamarla por tercera vez. Le pidió que se marchara y continuó durmiendo hasta el mediodía, cuando su madre llegó a verla.
—Ahora sí me estoy preocupando, cariño, has dormido todo el día y esto no es solo cansancio —. Olivia se acercó a la cama y Gwendoline se cubrió con las mantas para que no viera su cuerpo—. ¿Qué sucede? ¿Te sientes mal?
—Un poco, me duele la cabeza y quiero dormir.
Olivia le apoyó una mano en la frente para ver si tenía temperatura, pero la sintió fría.
