Marie gimió sin dejar de moverse contra él y sintió su erección presionándose contra su pierna, más firme y erguida que momentos antes. No sabía si era algo bueno o para preocuparse, no sabía si el tamaño de Rylan era seguro o le haría daño, tampoco sabía como debía tocarlo o como dejar que la tocara. Su madre y Jian le habían explicado muchas cosas, pero realmente hacerlo era muy diferente y estaba algo apenada, por eso estar dándole la espalda ayudaba.
Escucharlo gemir en su oído y como su respiración se aceleraba era algo que le gustaba. Le excitaba aun más cuando él se removía de placer contra ella y se apretaba con más fuerza, buscando más contacto. Sus labios habían dejado un rastro por todo su cuello y estaba segura de que la había marcado, pues la zona entre el hombro y el cuello estaba caliente después de que él hubiera dedicado unos segundos a chuparla y lamerla.
Él acarició la curva de su cintura con las manos y le cerró los dedos en la cadera para guiar sus movimientos y que se moviera contra él lentamente, disfrutando y sintiendo cada segundo en el cual sus carnes se frotaban con la delgada tela de por medio.
Se mordió el labio cuando la mano de Rylan se arrastró por sobre la camisola para acariciar su vientre y no pudo evitar gemir al sentir como se apretaba contra su pubis, acariciándolo por sobre la ropa mientras él continuaba moviéndose contra ella. Sujetó su muñeca por impulso, pero no lo detuvo de tocarla, gimió, ocultando el rostro en las almohadas y Rylan besó su nuca y descendió hacia su hombro. Su mano se alejó de su sexo para poder deslizar la manga de la camisola y desnudó su hombro.
Besó su hombro y su brazo, mientras bajaba la tela y Marie dejó que le quitara la pieza por la mano y desnudara uno de sus senos. Sus mejillas enrojecieron al comprender que él podía tocarla directamente, que estaría desnuda en su presencia cuando nunca antes había estado desnuda con otro hombre. Él le enterró los dientes gentilmente sobre el brazo y lamió su cuello ascendiendo hacia su mandíbula. La atención que le daba era de otro mundo y la excitación que sentía resultaba adictiva. Se sentía tan húmeda entre las piernas que hasta le incomodaba.
Rylan llevó su mano hacia el cuello de la camisola y sin dejar de besar su cuello y sus mejillas, desanudó el cordón que mantenía la tela en el lugar y la estiró para poder empujarla hacia abajo con el resto de la ropa y desnudar sus senos. En la oscuridad apenas podía ver un poco de estos, pero tocarlos era suficiente para generar una imagen perfecta de como eran.
Acarició uno de sus senos con la yema de sus dedos y sintió como ella se erizaba y su pezón se endurecía. La giró para que se acostara sobre la espalda y besó sus clavículas, siguiendo el hueso hacia el centro del cuello y de regreso hacia el hombro. Él permaneció de lado, sosteniendo su peso en un brazo y usando el otro para tocarla.
Trazó la forma de su pezón con un dedo mientras sus labios se acercaban con besos hacia los suyos y Marie apretó los ojos y se removió entre gemidos.
—¿Te gusta? —. La sintió asentir y mordió su mandíbula antes de llegar a su boca—. A mí también, eres jodidamente hermosa. Igual de hermosa que de insoportable.
—Al menos tenemos algo en común.
Se rio contra su boca y mordió su labio inferior.
—Bésame, Marie. Abre esa hermosa boca que tienes y bésame.
—No sé cómo —se avergonzó de decir.
—Como lo hiciste en el granero fue perfecto.
Se atrevió a rodear su cuello con los brazos y respondió a su beso de la misma forma, dejando que sus labios se amoldaran y la lengua de él se adentrara en su boca de forma traviesa. Era tan extraño sentir su lengua contra la suya, pero tan excitante.
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Vidas cruzadas: El ciclo. #3 COMPLETA. +18. BORRADOR
Ficción históricaMuchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrentar el comienzo de un nuevo siglo y los cambios que vienen con él. A los pies del siglo XX, la llegada de Marie está más presente que nunca...