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Eyra se sentó a ver como Bjorn jugaba con sus hermanos menores, porque, pese a lo que sentía, eran hijos de Ragnar y por tanto, hermanos suyos

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Eyra se sentó a ver como Bjorn jugaba con sus hermanos menores, porque, pese a lo que sentía, eran hijos de Ragnar y por tanto, hermanos suyos. Bjorn jamás le dijo que interactuara con ellos, el simple hecho de sentarse a su lado y verlos jugar, era un gran avance. Las escuderas que acompañaban a la rubia se quedaron a parte, no les pidió que acompañaran a su hermana porque era un reencuentro difícil. Lagertha había hablado con ellos, pues debían quedarse, al menos el mayor de los dos, ya que se veía feliz. En ese momento, Eyra besó la mejilla de su hermano mayor y se fue a la cama. No le gustaba retomar la conversación de volver a separarse de los suyos.

—¿Descansaste? — Brenda besó su frente al verla despertar.

—Hay una mujer que me visitó en sueños, nunca he hablado con ella, pero no es la primera vez.

—Aún no es momento de que escuches su mensaje— dijo Elin.

—Tu madre quiere verte— se asomó Kaira. Todas salieron corriendo al encuentro de Lagertha y Bjorn.

—Tengo algo importante que decir— habló su madre ante su padre y ante la asamblea.

—¿Debes decirlo en privado?

—No— dijo Lagertha con los ojos cristalizados—. Quiero decirlo delante de todos.

—Entonces, di lo que tengas que decir.

—He tomado una decisión— dijo Lagertha rodeando el fuego, Aslaug le dedicó cierta mirada que molestó a Eyra—. Sé que mi hijo Bjorn quiere a su padre por sobre todas las cosas, casi iguala el amor por su hermana— Eyra le dedicó una ligera mirada, tratando de descifrar lo que pasaba por su mente y, seguramente se vio mal, porque sus amigas se pusieron a su alrededor para brindarle apoyo—. ¿Cómo culparlo? Si tuvieran un padre como Ragnar Lothbrok, ¿no querrían quedarse? Le doy permiso a mi amado único hijo, para quedarse aquí con su padre y sus medios hermanos— todas las miradas se posaron en su hermano y ella sonrió, era la mejor decisión de todas, las miradas de ambos se cruzaron, ambos tenían los ojos cristalizados—. No así, Eyra debe tomar la decisión de seguirlo o volver conmigo.

—Madre— se aproximó la joven a secarle las lágrimas.

—Dejo a mis hijos en sus buenas manos— volvió a hablar a la asamblea—. Cuídalos, Ragnar, es todo lo que tengo.

Lagertha terminó su discurso en medio de murmullos de la gente, salió seguida de sus dos hijos y las doncellas escuderas de su no tan pequeña Eyra. Su madre ya preparaba todo para partir, casi podría asegurar que ya lo tenía listo y solo afinaba detalles. Bjorn aseguraba el caballo y Eyra terminaba de entregarle un par de pieles para que se abrigara del frío que pudiera hacer durante las noches. Sus hijos le dedicaban ciertas miradas de consuelo. Las amigas de Eyra se mantuvieron un paso atrás, Sigrid se despedía de su hermana Kaira, pues acompañaría a Lagertha, no podía quedarse sola.

—Lagertha— llamó Aslaug y Kaira se apresuró a pararse a su lado—. Gracias, no hay palabras para describir lo que has hecho por nosotros. Siempre estaré en deuda.

—Ya has pagado la deuda— aseveró Lagertha—. El futuro es incierto, confía en los dioses— vio a cada uno de sus hijos—, vive cada momento.

—Te amo, gran escudera— dijo Kaira limpiándole las lágrimas de los ojos y ayudándola a subir al caballo.

—Que los dioses te acompañen— dijo Inga haciendo una leve reverencia.

—Cuida de mi hija— habló Kaira a su hermana y Sigrid le dio un último abrazo antes de también subir a su caballo.

—Pediré a los dioses por tu felicidad— Eyra besó la mano de su madre.

—No dejes que te traten así— dijo Bjorn.

—No lo permitiré— sonrió Sigrid.

—¿Quién crees que soy? — dijo con orgullo antes de empezar galope.

—Allá va la más grande guerrera de nuestro tiempo— dijo Eyra tomando el brazo de su hermano.

El fin de la Era DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora