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Las cosas no habían salido bien después de todo. Convencieron a Atelsthan de que los llevara a Kattegat, su llegada casi coincidió con la de su padre. Pero fue apresado en cuanto llegó. Los tres presenciaron el juicio a lado de su madre, hasta que se acercó a testificar y quedaron de nuevo al cuidado del Sacerdote. Entre el "ella dijo, él dijo", su padre quedó en libertad al ser un caso tan ambiguo. El Jarl no tuvo más remedio que dejarlo libre y entregarle la mitad del botín. Pero en la noche, cuando se disponían a festejar por lo ganado, la guardia del Jarl intentó apresarlo de nuevo. Atelsthan sacó a los niños de ahí.

***

Un par de semanas después, la aldea fue atacada. Bjorn y Eyra ayudaban en la playa cuando comenzaron a llover las flechas. Los hermanos se tomaron de la mano y corrieron de vuelta a la casa. Su madre le entregó un hacha al monje y ella misma se puso alerta, cubriendo a sus hijos con su cuerpo, pues estaba entre la entrada y ellos. Ragnar llegó herido por una flecha, alertó a su familia de que huyeran por un pasadizo secreto. Lagertha abrazaba a la más pequeña, Bjorn en medio, Atelsthan a la mediana. Por fin llegaron al bote.

—Agáchense— ordenó Lagertha acomodando a sus hijos mientras el sacerdote empujaba el bote.

—Ahí está— habló Eyra. Luego vieron cómo se desplomó.

—¿Dónde está? ¿Lo ven? — inquirió Lagertha.

—¿Dónde está papá? — dijo Bjorn.

—Está en alguna parte— dijo Eyra. Atelsthan alejó a la mujer para brincar al agua en su búsqueda.

—¿Dónde están? — reiteró su hermano.

—Padre— exclamó Gyda cuando ambos salieron.

—Está muerto— comenzaba a lamentarse el niño. Al llegar a la orilla, Bjorn corrió en busca de Floki, entre él y Lagertha llevaban a Ragnar. Lo curarían con fuego, según las órdenes del amigo de su padre.

***

—¿Cuándo mejorará papá? — dudó Gyda.

—En un par de semanas, si tiene cuidado— dijo Lagertha haciendo énfasis en lo último.

—¿De verdad? — preguntó Eyra.

—Debes tener paciencia, padre— dijo Bjorn.

—"Debes tener paciencia, padre", cállate— dijo Ragnar.

—Torstein— habló Eyra al ver quien entraba por la puerta.

—Me visitó Siggy en secreto. Dijo que le jugó sucio a Rollo y lo encarceló para saber dónde estabas— dijo el recién llegado—. Luego lo torturó.

—¿Torturó a mi hermano?

—Sí. Siggy está segura que su esposo quiere matarlo, porque Rollo nunca hablará.

—Es una trampa para ti, Ragnar— dijo Floki. Se pronunció el silencio, luego Rganar caminó hacia la salida, abrió la puerta y contempló la lluvia que caía afuera.

—Floki, debo pedirte otro favor— dijo Ragnar—. Quiero que vayas a Kattegat, quiero que pidas audiencia con el Jarl y cuando lo veas, lo retes a un combate personal. Conmigo. Dile que si se niega, la vergüenza lo acechará por el resto de su vida y Odí nunca lo dejará entrar al Valhalla.

El fin de la Era DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora