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—Llegamos— dijo Kaira

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—Llegamos— dijo Kaira.

—¿Crees que contacte a tu tío? — dudó Halfdan.

—Dijo que eso haría— Eyra se encogió de hombros—. No sé qué planes tenga.

—¿Tú qué piensas? — se acercó Harald.

—No soy líder de la expedición— dijo Eyra.

—Sin embargo, tu diligencia nos llevó a la victoria sobre el rey Svein— afirmó su cuñado.

—No es igual, esto es tierra desconocida— dijo Eyra.

—Midgard a final de cuentas— dijo Elin alentando a su amiga.

—Mira qué bien paga la traición, Bjorn.

—No hagas ninguna tontería, Foki.

—Nunca hice una tontería en mi vida— repuso el constructor de botes—. Pero estoy pensando si morir sería mejor que tratar con esta basura.

—Ahora resulta que no habla nuestra lengua— se quejó Eyra.

—No quiero disculparme, ¿de qué serviría? — dijo Rollo—, estamos donde estamos. Los dioses han hablado.

—Son hermosos— se adelantó Eyra—. Siempre sí ganaste.

—Gilsa es hermosa.

—No lo dudo, parece una de los nuestros— le sonrió su sobrina.

—Mi esposa quiere saber por qué están aquí y yo también.

—Quiero ir a este lugar— dijo Bjorn sacando el mapa—. Pero tengo que navegar cerca de tu costa para llegar. Necesito que dejes pasar mi flota.

—¿A cambio de qué?

—A cambio de que no ataquemos tus pueblos y aldeas, como deberíamos— dijo Floki.

—¿Puedo tomarlo?

—No.

—Malditos cristianos— espetó Kaira cuando le quitaron sus preciadas hachas.

—¿Cuánto tiempo crees que nos puedes tener prisioneros, traidor? — espetó Floki—. Tenemos 60 barcos llenos de vikingos cerca de tu puerto. ¿No crees que vendrán a buscarnos si no volvemos?

—¿Estás bien?

—Sí, cariño— sonrió Eyra.

—Nos trajiste a un lugar interesante— dijo Harald—. Solo espero que no sea lo último que vea.

—¿Por qué no hablas? ¿Será porque tomaste una mala decisión? — espetó Halfdan removiéndose en su lugar, mientras su esposa trataba de detenerlo—. Creímos totalmente en ti y en que los dioses también lo hacían.

—Aún así, debes tener un plan para sacarnos de este lío— dijo Harald.

—¿Cómo puedes pensar que podías negociar con Rollo? ¡Ha matado a cientos de los nuestros! Mintió, engañó, traicionó a su propio hermano, renunció a los dioses, cometió todos los crímenes posibles. ¡Deberíamos haber atacado su flota! — Halfdan se puso de pie cuando entraron los soldados y trató de detenerlos, pero se llevaron a su esposa y a Bjorn.

—Estoy bien— le dijo de forma tajante para que no peleara.

—No nos decepciones, Ironside— dijo Harald.

—¿Cómo permitiste que te trajera aquí cuando esperas un hijo suyo?

—Déjalo ya.

—¿Te trata bien?

—Nos amamos y siempre me da mi lugar, si antes era intocable por tu protección, él ha sabido dármela también. ¿Es lo que quería escuchar?

—Lo he visto, con su acto en la celda.

—Hemos peleado para proteger al otro, lo que pasó en París no fue lo único.

—Sobrinos, déjenme presentarles a Johannes Scotus Erivgena, un bibliotecario. Lo hice traer desde París, por eso la demora— dijo Rollo—. Acérquense. Quiero que Scotus les explique este mapa.

—Te equivocas, tío, esta es la expedición de Bjorn Ironside, solo soy tripulante.

—Eres su hermana y juraste eterna fidelidad, sobre tu collar que juraste y ahora comparten sueños.

—Anda, ven aquí— tomó la mano de su hermana y la acercó a la mesa.

—Lo que tienes frente a ti en la mesa es el mapa de Estrabón de toda la red de caminos del Imperio Romano en su apogeo. Del que tu mapa no es más que un fragmento. Pueden ver que el imperio se construyó alrededor del mar Mediterráneo. Empezó en Roma y anexó todos estos territorios griegos, llegó hasta aquí, hasta lo que se conoce como la Hispania sarracena. Es decir, un califato musulmán.

—Entonces, ¿cómo llegar a este mar rodeado de tierra?

—Tendrán que navegar aguas muy peligrosas y pasar por el golfo de Vizcaya, aquí, que es conocido por sus tormentas y mareas violentas.

—Pero primero, debemos navegar por la costa del Reino Franco— dijo Eyra.

—¿Hay alguna otra ruta?

—No hay ninguna ruta.

—¿Nos dejarás navegar por la costa franca sin que seamos molestados?

—No. Solo si me permiten ir con ustedes.

—¿Hablas enserio? — espetó Eyra.

El fin de la Era DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora