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—Ayuda a Bjorn a traer agua del río— dijo Eyra

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—Ayuda a Bjorn a traer agua del río— dijo Eyra.

—¿Cómo está Daven? — dudó Halfdan.

—Mejor, solo necesitaba reposo— dijo la madre.

—¿Por qué no vamos a Hedeby? — dudó Ubbe—. ¿Aún tienes gente allá?

—No por mucho— dijo Bjorn.

—Cuando Ivar descubra nuestros planes— dijo Eyra.

—¿Cuánto falta para que nos encuentren? — inquirió Torvi.

—Algunas semanas— dijo Bjorn.

—Con suerte— dijo Viggo.

—Me rehúso a aceptar que este es el fin de mi historia— se quejó Lagertha—. Ser capturada, humillada y asesinada por Ivar. No.

—No lo vamos a permitir— dijo Kaira.

—Me merezco más que eso— dijo Lagertha.

—No tenemos un ejército capaz de desafiarlo— dijo Eyra.

—Debe haber algo que hacer, un lugar a dónde ir— dijo Halfdan—. Mis hijos no pasarán su vida huyendo.

—¿A dónde? ¿Qué podemos hacer, adónde podemos ir? — espetó Bjorn—. Ivar nos perseguirá hasta el fin del mundo.

—Podemos ir a Inglaterra— dijo Heahmund.

—Donde nos maten— se quejó Sigvold.

—Es posible, pero no necesariamente— dijo Heahmund—. Intercederé por ustedes con el rey Aethelwulf. Él los recibirá y pedirá que peleen por él, en contra de los daneses, o de otros vikingos saqueadores.

—Ya pasamos por ahí— dijo Elin.

—¿Qué lo haría diferente? — espetó Gisli.

—Podemos reclamar nuestra tierra, en Anglia Oriental, la que nos dio Egbert— dijo Ubbe.

—No quiero dejar mi país y mi hogar— repuso Lagertha.

—No tenemos opción— replicó Eyra.

—Estoy cansada de pelear y aún así, vamos a hacerlo— dijo Lagertha—. Vamos a Inglaterra.

***

—Buenos días— sonrió Eyra, se habían dormido los cinco juntos, pues ya se comenzaba a sentir el frío, o a lo mejor era que ese lugar estaba desolado. Aren y Thorun dormían juntos, a lado de los padres de ella. Halfdan besó su frente y los gritos de la loca despertaron a los niños, los cuales empezaron a llorar.

—Le diré que venga a verte— dijo Torvi.

—No razones con ella— dijo Eyra al tomar un cuenco vacío y lanzarlo a la reja.

—No deberías tratarla así— dijo Elin.

—¡Te robaste a mi esposo!

—¿Decías? — volteó a ver a su amiga.

—Ojalá te mueras.

—Que yo calmaré a los niños— dijo Elin al volver sobre sus pasos.

—Deberías comer— dijo Halfdan—. Solo ignórala.

—O puedo apresuar su silencio— se encogió de hombros.

—Anda, ven— sonrió y la tomó de la mano, Margurethe seguía gritando—. ¿No le duele la garganta de tanto gritar?

—Bienvenido al tiempo que te esperé en Kattegat.

—¡Jinetes! — exclamó Sigvold.

—Solo son dos— dijo Thorun—. ¿Reconocimiento?

—Por todos los dioses— dijo Bjorn.

—Es Rollo— dijo Eyra tratando de contener a su hermano al tomarlo de la mano—. ¿Después de todo este tiempo?

—Quédense atrás— ordenó Halfdan a sus hijos, Kaira asintió con la cabeza, Thorun debía irse con ellos.

—No deberíamos espiar.

—Vete si quieres.

—No me hables así, hermano.

—Lo siento, estoy molesto.

—Mejor ve— lo alentó Eyra.

—¡Tomaste una decisión al pelear con Ivar!

—Eyra.

—¿Estás hablando enserio? ¿Te das cuenta de lo que eso significa? No solo pones en duda la paternidad de Bjorn, ¿en dónde me deja eso? Soy su hermana, ¡también soy hija de Ragnar! Pero eres igual al resto, te olvidas de mí por completo, solo Bjorn se acuerda que nacimos del mismo vientre y el mismo día, con unos minutos de diferencia...

—Bjorn— llamaron Ubbe y Halfdan.

—No te atrevas— se giró Eyra a confrontar a su hermano y este le hirió el hombro con su hacha recién afilada, se aferró al arma para que su hermano no atacara al visitante—. Detente.

—Déjalo— ordenó Rollo.

—Eyra.

—Estoy bien— se aferró del brazo a su esposo luego de quitar el hacha y volvieron adentro, todos sabían que la hirió, pero estaban más concentrados en la discusión entre Bjorn y Rollo.

—Te tengo que limpiar— dijo Halfdan.

—No hay tiempo— espetó—. Los hombres de Ivar ya vienen.

—Súbanla a la carreta— ordenó Kaira—. Elin, comienza a limpiar la herida.

—Harald seguro dejó el puerto desprotegido— dijo Halfdan, así lo hicieron, robaron uno de los barcos de su hermano. Se concentraba en ver que su herida sanara bien mientras los demás remaban. Lagertha yacía rodeada de sus nietos.

—Deberías ir con el resto a cazar.

—Ya son muchas manos y tú necesitas cuidados.

—Enfermarás si no descansas.

—Estoy aquí contigo y es lo único que importa.

—Vamos a bajar, anda— sonrió Eyra. Halfdan la tomó con delicadeza para ponerla de pie. Bajaron a tientas para comer.

—Madre— llamó Aren una vez que volvieron a subir, no sabía si podía abrazarla.

—Estoy bien— extendió su brazo bueno y él la rodeó con los suyos. Al adentrarse más en el río, fueron sorprendidos por el ejército sajón. Fueron bajados del barco a la fuerza, Halfdan peleó para que no la lastimaran más, mientras que a Eyra solo le preocupaba que no hirieran a los niños.

El fin de la Era DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora