35

197 9 0
                                    

No le costó mucho acostumbrarse a su nueva vida, ahora vivía en una fortaleza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No le costó mucho acostumbrarse a su nueva vida, ahora vivía en una fortaleza. Nueve meses después de su llegada nació su vástago, el primogénito que llenó de felicidad a su esposo. Mes y medio menor a Thorun, la hija de Kaira y Viggo. Harald los felicitó por llevar descendencia a la familia. Su esposo la llenó de besos al verla sana, solo necesitaba descansar, ambos agradecieron a los dioses la dicha de ser padres por primera vez. Era el inicio de una nueva aventura. Kaira le daba todos los consejos que sabía. De ojos azules como los de ambos, Aren era un bebé hermoso que les daba luz. Eyra lloraba de felicidad al descubrir ese nuevo sentimiento.

Varios años después

—Iremos al mediterráneo— dijo Halfdan.

—De eso no hay duda— sonrió Eyra—. Aren ya tiene diez años, ¿lo quieres llevar?

—No es tan mayor— dijo su esposo.

—Podría ver el campo de pelea, Kaira sí llevará a Thorun.

—¿Y llevarás a Siggy?

—Se quedará en Kattegat con Aslaug.

—No tiene mucho interés en ser escudera, le ayudará por lo menos viajar.

—¿No estás decepcionado?

—No, ¿tú cómo te sientes?

—Estoy bien.

—No debería dejarte ir, pero sé que no se te puede negar nada porque de todos modos lo haces.

—Pareciera que te molesta.

—No, amo esa actitud tuya— la besó en la comisura de los labios.

—He de llevar muy poco tiempo, apenas nos enteramos, así que me aliviaré a nuestro regreso.

—Si empiezas a sentirte mal, permanecerás en Kattegat.

—¿Y perderme la diversión? Ni lo sueñes— se sentó en las piernas de su esposo y lo besó con pasión en los labios, él la cargó y la sentó en la mesa mientras subía su vestido.

***

—¿Lista para ir al Mediterráneo?

—Más que lista.

—Espera a que tus padres te vean con todas las joyas que te ha regalado.

—Sabe agasajarme con lo mejor.

—Te ama, ¿qué más puedes desear?

—Que los dioses nos sigan bendiciendo— dijo tomando la mano de Kaira y ponerla sobre su vientre.

—¿Te dejará marchar?

—Sabe que amo la aventura, no puede detenerme.

—Siempre y cuando no ponga en peligro la vida de su hijo.

El fin de la Era DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora