48

72 5 0
                                    

—No aguanto el calor— dijo Viggo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—No aguanto el calor— dijo Viggo.

—Esto es emocionante— dijo Kaira—. Nunca había montado uno de estos.

—Camello— le dijo su esposo.

—Es un viae largo, ciertamente— dijo Halfdan.

—Hay un campamento enfrente— dijo Kaira.

—Pues vamos, ¿no? — repuso Halfdan.

—Aquí no hay joyas para Eyra— dijo Viggo al bajar.

—Bendito Alá llegaron con bien, ahora entren en la tienda y relájense del viaje, el emir los verá pronto.

—Sus armas, por favor.

—¿Qué? Las dejé allá— repuso Kaira cuando todos voltearon a verla.

—Saludos— dijo un hombre nada más entrar y sorprender a los recién llegados. Todos reverenciaron—. Comandante Euphemius. Bienvenidos— comenzó a caminar por la carpa, Halfdan y Bjorn tenían cara de sorprendiso, Viggo y Kaira murmuraban entre ellos de forma casi imperceptible—. Hombres del norte, beinvenidos a mi casa, bienvenidos al desierto, el desierto es mi madre y padre.

—El mar es mi madre— dijo Bjorn.

—¿Pero no tu padre?

—No, Odín es mi padre. ¡Él es todos los padres!

—Alá es grande y Mahoma su profeta. Pero hay profetas, los reconocemos. Tú eres Bjorn Ironside.

—Sí.

—La fama te precede, ¿y ellos?

—Halfdan el Negro, Kaira el Azote de los dioses, Viggo el Magnánimo y Sindric el Viajero.

—Hemos oído de sus viajes.

—¿Cómo hablas nuestro idioma?

—Eso es fácil— dijo el emir—. Me topé con vikingos Rus del Imperio de Kievan muchas veces. Me complació haberlos ayudado con el emperador.

—¿No eres el enemigo del emperador? — inquirió Halfdan.

—De ninguna manera. ¿Por qué debería buscar tal enemigo?

—Llegaron a nuestros oídos— dijo Kaira con tiento—, ciertos rumores, ha de imaginar cómo son las malas lenguas...

—Hay muchas cosas que ustedes no entienden acerca de cómo funciona el mundo aquí.

—¿Y por qué no nos explica? — Halfdan apenas y tenía conversaciones con la pelinegra, pero podía notar su educación en tales palabras, ideas y manifestaciones similares en su esposa, asimilaba que ella la crió durante la adolescencia.

—Si siguen mi consejo, tomen el mundo tal cual es. Esa es la mejor manera— dijo el amir—. Ahora, tenemos un trato que hacer. Cómo puedo conseguir pieles, espadas, halcones, pieles de osos, carne de ballena y tus esclavos son los mejores. Todos saben eso. A nosotros nos enorgullece nuestra hospitalidad así que, si hay algo que pueda hacer para que su estancia sea más cómoda, o placentera, no duden en preguntar.

***

—Madre— llamó Thorun—. Floki ha vuelto.

—¿Volvió? — se emocionó Eyra. Entregó a su hija a la esclava antes de salir a prisa.

—Vamos— llamó Elin a su esposo y mejor amigo.

—¿Qué trae por Kattegat a un inigualable constructor de barcos?

—Oh, querida Eyra, ese hombre quedó atrás— reverenció.

—Y no tienes la menor idea de cuánto te echamos de menos— lo envolvió entre sus brazos con los ojos cristalizados.

—Ha cambiado tanto.

—Es nuestro Kattegat.

—Floki— llamó Lagertha al entrar seguida de Torvi, Eyra retrocedió un poco para no interrumpir la conversación—. Nunca pensé verte de nuevo. Por lo menos no en esta vida.

—No, es extraño estar de vuelta en el Gran Salón. Si escucho con cuidado, todavía puedo oír la voz del Jarl Haraldson y la voz de Ragnar. Siempre la voz de Ragnar— por fin se paró frente a la reina—. Hemos compartido mucho, Lagertha.

—Sí— lo condujo al asiento.

—Muchas cosas han pasado, Lagertha. Tantas. Ya no sé quién soy.

—Tú eres Floki, consturctor de barcos.

—Soy más que eso.

—Floki.

—Ubbe.

—La última vez que e vi, ibas navegando un pequeño barco sin medios de navegación. Te habías entregado a los dioses.

—Y los dioses proveyeron.

—¿Cómo?

—Me llevaron a un lugar especial, estaba muerto y reviví. Luego llegué a tierra y estaba en ese lugar especial.

—¿Dónde está ese lugar?

—Al borde de todo y, sin embargo, en el centro mismo de todo. No hay nadie más allí.

—¿Nadie?

—Ni hombres, solo dioses— dijo espantando a todos, los ahí reunidos cruzaban miradas. Eyra sintió que su doncella le tomaba la mano y no se inmutó. Permanecía atenta a lo que decía el viajero.

—¿Por qué volviste aquí, Floki?

—Porque sentí que no debía mantener ese increíble lugar solo para mí. Quería compartirlo.

—¿Con quién?

—Con los creyentes en dioses verdaderos. Solo quiero a aquellos puros de espíritu y corazón. Ese lugar es apropiado solo para verdaderos creyentes.

—¿Cómo tú? — replicó Lagertha.

—Sí, como yo.

—¿Pero no como yo? ¿O como Ragnar? Nunca fuimos tan puros como tú.

—No lo sé. Solo que los dioses me han enviado aquí a encontrar espíritus afines, aquellos dispuestos a vivir vidas puras entre los dioses.

—¿Llevarías de aquí a estos guerreros y doncellas a tu lugar especial?

—¡Sí! Si quisieran vivir conmigo.

—En ese caso, debo advertirte, amigo mío— dijo Lagertha al ponerse de pie—. Este es mi reino, yo mando en Kattegat y debo protegerla, cuidar de ella y de su gente. Y más ahora,cuando podemos esperar otro ataque de las fuerzas del rey Harald. Lo último que necesito es que alguien me quite a mis mejores guerreros, mi esperanza. Nuestra esperanza

El fin de la Era DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora