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Por fin llegó el momento que tanto habían ansiado

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Por fin llegó el momento que tanto habían ansiado. Sacrificarían a uno de los Jarls, uno de bajo estatus para cenar con los dioses, era el mayor ejército que se hubiera reunido jamás y debían lograrlo, porque el fracaso de esa gran hazaña, significaría el final de la era vikinga, nunca podrían levantarse de tan grande humillación. Halfdan y Eyra discutieron y al final, dejarían a Siggy al cuidado de los bebés para que sus doncellas y esposos pudieran presenciar el sacrificio, porque ellos también irían a Inglaterra. Su madre lo precedía, como ex esposa de Ragnar y al ser la reina de Kattegat, el epicentro de la reunión de toda la gente bajo un mismo estandarte.

Parada entre su esposo y su cuñado, admiraba el suceso. No pasó desapercibido que Bjorn y Astrid se ausentaron durante el sacrificio, su hermano ya no amaba a su esposa y otra vez se desentendería de sus hijos, suficiente con haberle ayudado con su hija mayor. Sus cavilaciones se detuvieron al ver pasar una estrella fugaz, una magna manifestación. El Jarl Jorgenssen manifestó que no tenía miedo, así que tenía el Valhalla asegurado. Su madre proclamó las palabras sagradas y todos contestaron antes de comenzar. Aren disfrutaba de ver aquel espectáculo, sabiendo que un día oficiaría uno cuando faltasen sus padres, cuando fuera su digno sucesor. Torvi se dio cuenta de lo que pasaba, si Astrid o su hermano debían intervenir durante el sacrificio, tanto Eyra como su cuñada dieron la orden a su madre de que siguieran.

—Espero que no les moleste que trajera a Egil conmigo— dijo Eyra cargando a su bebé.

—¿Cómo no los confundes? — dudó Sigurd viendo a su sobrino, a lado de la princesa.

—Es pelinegro, igual que su padre, Daven es rubio como tú y como yo— sonrió ella. Sigurd lo tomó en brazos un momento.

—Hermanos, ahora sí— llamó Bjorn—. Esta es mi decisión. No compartiremos el poder con ninguno de los otros reyes y Jarls, quinquiera que sea, o cuán poderosos sean. Y mucho menos, mis hermanos, el rey Harald Finehair, pues se dedican a nuestro derrocamiento.

El fin de la Era DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora