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—¿Cómo está Siggy?

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—¿Cómo está Siggy?

—Es muy bella— dijo su hermano cuando la vio entrar. Aún había tristeza en su mirada, así que le besó la frente—. ¿La quieres cargar?

—Deben estar orgullosos de tan bella niña.

—Pronto tú también lo lograrás— le sonrió.

—Prometo darte al menos un sobrino.

—O sobrina, que sea lo que los dioses deseen.

—Te dejaré para que acompañes a ambas en el descanso— besó su mejilla y la cabeza de su pequeña sobrina nueva.

El retorno a la cabaña era pesado, quería volver y a la vez no. No entendía ese tipo de enamoramiento, donde ella recibió la visita de la diosa y dejó que su vida fuese arrastrada hasta el Valhalla. Entró y bebió un poco, en silencio, en compañía de Elin e Inga, sintiéndose vacías. Esto hasta la llegada de los Jarls, preparándose para el próximo viaje, todos alucinaban con el viaje a París, era un gran paso en los saqueos, cambiaría el rumbo de todos ahí y todo gracias a su padre.

—No dejan de saludarte los recién llegados— dijo Elin.

—Que sigan— dijo Eyra.

—¿Y no los quieres presentar? — se burló Inga.

—Que se acerquen ellos, pueden pararse a platicar, yo no tengo problema.

—No vamos a dejarte— dijo Elin.

—Bjorn ya tiene pareja nueva— se burló Eyra.

—Y Erlendur ya no te molesta— dijo Inga de vuelta.

—Mejor para mí.

—Beban, disfruten de la fiesta— dijo Kaira.

—Deberían empezar ya con los sacrificios— dijo Elin.

—Pues hay que ir afuera para obtener buen lugar— dijo Eyra.

—Tú siempre los tienes, eres la hija de Ragnar— dijo Elin.

—Y ustedes conmigo— le bailó las cejas para recalcarle lo obvio mientras le sonreía.

—¿A dónde va Floki? — se desconcertó Kaira.

—Ve, aquí te guardamos el lugar— dijo Inga.

—Solo son bailes frente a la fogata— dijo Elin.

—Igual disfruta, anda— Eyra la abrazó.

***

—Hemos llegado— suspiró Kaira.

—Al fin— sonrió Elin.

—Los dioses nos favorecen— dijo Eyra viendo al cielo.

—No te ves feliz— dijo Kaira.

—Será el mayor de nuestros saqueos— dijo Inga.

—Pero...— dijo

—Aún cala su ausencia— dijo Inga con mirada triste—. A ella le emocionaba mucho este viaje.

—Ahora disfruta del banquete de los dioses— dijo Kaira.

—París está justo enfrente— dijo Eyra con suficiencia, feliz de haber llegado hasta ahí.

Comenzó el desembarco, a instalarse en el bosque. Eyra y sus doncellas se apresuraron a poner su tienda, aquella donde solo su madre, Helga, Floki, su hermano y su padre eran bienvenidos. Habían logrado imponerse de ese modo, nadie se metía con ellas, trataban de permanecer en su burbuja. Sigrid siempre sugería que debían de permanecer atentos a las necesidades del pueblo de Eyra, pero Kaira se oponía, alegando que no cualquiera podía acercarse a la princesa. Inga había ido con Rollo, en una inspección de los alrededores, mientras el resto terminaba con eso y alistaban sus armas.

—¿Crees que tu padre vaya a negociar?

—No, los francos ya nos esperan, han cerrado la ciudad.

—Esto no es Inglaterra.

—Creo que se queda corto con Wessex y Northumbria.

—Ya comenzará la reunión— Elin empujó a su amiga para que tomara asiento. Entre los congregados estaban Floki, Bjorn, Ragnar, Lagertha, Rollo, Erlendur, incluso las manos derechas de algunos, como Torvi, Sigrid y, en su caso, Elin.

—¿Cuál es la mejor forma de atacar la ciudad? — inquirió Floki.

—Algunos nos hemos acercado a la ciudad para observar por encima de la costa con más detalle— dijo Rollo—. Y sugerimos un plan: montar ataques simultaneos tanto en agua como en tierra.

—Lideraré un asalto a la torre y a las puertas de la ciudad— dijo Lagertha.

—Atacaremos las puertas juntos— dijo Kalf.

—Dije que lideraré...

—Quizá usemos las armas de Erlendur.

—Tomaré esa decisión cuando se requiera.

—Confío en que el Jarl Kalf la tomará— dijo Erlendur.

—Creo que no escuchaste.

—También habrá un ataque desde el río— dijo Bjorn—. Los barcos estarán llenos de guerreros para escalar, encallaremos debajo de los muros. Subiremos y lograremos entrar a la ciudad también de esa forma.

—Los barcos tendrían que salir primero, te tardarías solo en tomar una posición, eso deja de ser simultaneo— dijo Eyra.

—En cuyo caso, si aceptas la sugerencia de tu hermano— espetó Rollo tratando de hacerla callar—, Floki será responsable de construir lo que se requiera para escalar los muros.

—Es quien dirige y organizará, pero nadie lo ha dejado opinar, solo le han impuesto sus ideas— espetó Eyra de vuelta.

—Haré algo verdaderamente asombroso— sonrió Floki tomando la mano de la joven—. Solo esperen y vean.

—Excelente— sonrió Eyra—. Los que estén de acuerdo con el plan, digan sí.

—Sí— se dijo de forma unánime y Floki salió corriendo fuera de la carpa.

El fin de la Era DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora