9. Todo está jodido

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- Siento que esto es una puta broma.

- Abi, concéntrate en la plata.

Asentí. Paula había pasado el último par de semanas en mi departamento y agradecía su compañía.

- Gracias por traerme.

- Avísame cuando aterrices.

Abracé a Paula y caminé al interior del aeropuerto. Los siguientes minutos fueron tan raros, que incluso recordarlos hacía que se me erizara la piel. Abordé el jet de Derek, afortunadamente, como él lo había prometido, yo era la única pasajera. Lo anterior me agradaba, ya que no tenía que hablar con nadie y podía sentirme miserable por haber aceptado el trabajo sin tener que pretender, pero también me parecía un gasto excesivo, Derek fácilmente podía comprarme un boleto de avión en un vuelo comercial.

Descargué una playlist para escuchar durante el vuelo, pero, terminé reviviendo en mi mente el momento en el que tuve que hablar con mi jefe y decirle que había accedido a trabajar para Derek en mi tiempo libre. Pensarlo me ocasionaba un sentimiento desconocido y negativo en el estómago.

- ¿Podemos hablar?

Asomé mi cabeza al interior de su oficina después de golpearla con mis nudillos. Él estaba leyendo un documento, pero, sacudió su cabeza y me señaló la silla frente a él. Mientras me sentaba lo vi apartar las hojas que estaba leyendo y entrelazar sus manos frente a él, recargar sus codos en la mesa y entregarme toda su atención.

Mi estómago cosquilleo y comencé a hablar, antes de que me abordara el pánico.

- El señor Bravo me dijo que habló con usted sobre nuestro acuerdo laboral y solo quería venir a comentárselo de frente. No lo había hecho porque él me hizo la propuesta y yo no sabía cuándo se daría la oportunidad de trabajar juntos y...

- Si, Derek me habló para solicitar que trabajaras con él fuera de Madrid la siguiente semana. Me impresionó, tú no me habías comentado nada.

- Lo sé, me disculpo.

Sentí como si hubieran arañado mi interior, los escalofríos no me dejaron concentrarme unos segundos.

- Él lo ofreció después de resolver su divorcio, le dije que lo pensaría y acepté trabajar con él solo cuando no interfiriera con mi trabajo y solo si usted estaba de acuerdo, yo...

- Abigail, es una excelente idea.

Dejé de hablar tan rápido cuando él me interrumpió que tuve que aclarar mi garganta antes de seguir.

- ¿Perdón?

- Eres mi abogada estrella, siempre lo has sido. Lograste captar la atención de una celebridad de la fórmula 1, quiere que trabajes con el –aplaudió-. Imagina si todos sus amigos celebridades saben de ti y comienzan a venir a este bufete para divorciarse. Esas personas cambian de pareja cada año, seremos el bufete más famoso –se inclinó sobre su escritorio- y rico.

- Sin duda estoy halagada con la oferta de trabajo del señor Bravo, pero no puedo ausentarme de mi trabajo cuando apenas llegué de Barcelona.

- Estabas trabajando en un caso –levantó sus hombros.

- Sería faltar el viernes de la siguiente semana, tendría que tomar un vuelo muy temprano por la mañana.

- No le veo problema.

- Gracias –moví mi cabeza arriba y abajo mientras pensaba en lo que él me había dicho-. Claro que no me ausentaré siempre, habrá ocasiones en las que tenga que rechazar las ofertas de trabajo del señor Bravo si tengo casos aquí.

Promesa de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora