Abigail
Metí mi cuerpo en una falda lápiz y una camisa, era un atuendo ajustado y audaz para alguien que estaba secretamente embarazada, pero, aun no era evidente y no había tenido tiempo para cambiar mi guardarropa. La última semana había sido difícil, por decir poco. Todos los días habían sido una lucha diaria, había pasado mis mañanas recuperando mi trabajo, agendando mi regreso al bufete y tramitando el divorcio de Estefi. Dedicaba mis tardes a desempacar y ordenar mi apartamento y mis noches a llorar hasta que recordaba mi embarazo y la culpa me hacía detenerme.
La compañía de mi hermana me había ayudado a navegar esos días y Johnny estaba constantemente en mi departamento ordenando mi vida y trabajo. Esa mañana sería la primera en la que estaría de regreso al bufete, mi divorcio con Derek aun no era público, pero, tenía que volver y continuar con mi vida.
- Regresaré por la tarde –anuncié a Raquel, ella estaba sentada en la barra de la cocina, comiendo un sándwich.
- ¿No desayunarás nada?
- No tengo tiempo, comeré algo en la oficina.
- Abigail –me miró por unos segundos.
Intenté descifrar su mirada hasta que lo entendí y asentí, de la misma forma en la que lo había hecho los últimos días cuando intenté cambiar una bombilla, cargar una caja con decoraciones y evitar la cena. Raquel era el constante recordatorio de lo que estaba creciendo dentro de mí. Comenzaría a recordar mi estado con el paso de las semanas, cuando mi abdomen estuviera inflado y el shock inicial hubiera pasado, o al menos eso esperaba.
- Johnny me comprará desayuno del puesto que está a una cuadra.
Ella asintió, convencida.
- Que tengas un buen primer día de regreso –me dijo.
Le sonreí, pero los nervios me estaban ocasionando náuseas.
- También tú.
La universidad comenzaría en unos meses, pero ella había conseguido un trabajo de medio tiempo en un centro comercial cerca de casa. Mis ahorros eran suficientes para mantenerla todo ese tiempo, pero ella había insistido en trabajar y yo la entendía, cuando salí de casa también quería ser independiente y ganar mi propio dinero, eso me había dado una sensación de libertad adictiva.
El trayecto a la oficina me permitió mentalizarme sobre ese día y cuando caminé por los escalones de la entrada, mis nervios eran tan minúsculos que ignorarlos fue muy sencillo.
- Buen día –Johnny me estaba esperando en la entrada. Me escaneó con la mirada y levantó sus cejas en sorpresa mientras bajaba su voz para que solo yo pudiera escucharlo-. ¿Falda ajustada y zapatillas de tacón? Te ves preciosa, pero, ¿estamos intentando mantener las apariencias?
- Podré seguir usando mi ropa solo algunas semanas más –levanté mis hombros-. Debo aprovechar que aún me siento cómoda en ella.
Él asintió.
- Vamos, el señor Hernández quiere una reunión contigo. Ya sabemos lo que dirá y lo que quiere saber –me dijo mientras caminaba y yo me enfocaba en seguir su paso.
Ya habíamos imaginado que mi jefe buscaría hablar conmigo apenas llegara al bufete. Él había sido muy amable en los últimos meses y me dio la oportunidad de ausentarme, tomando a Johnny conmigo. Gracias a ello, el bufete había tenido bastantes clientes importantes, que supieron del divorcio de Derek y nuestra boda. Pero, yo sabía que eso no era suficiente para conservar mi trabajo y estaba dispuesta a trabajar lo necesario para recuperarlo.

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Promesa de papel
Romance¿Cómo mierda Abigail Lorente, la abogada más brillante del Bufete, experta en divorcios, termina casada casi por accidente con uno de sus clientes? Peor aún, ¿Cómo logra un gilipolla, adinerado y tres veces divorciado, que me case con él? La respue...