43. La vida es una perra

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Derek

Pasé mis dedos a lo largo de la espalda desnuda de Abi, trazando una línea recta para recorrer los lunares que encontré sobre el camino. Estábamos en la bañera de la habitación del hotel, yo la había llenado con burbujas y pétalos de rosa para celebrar el final de la competencia en Canadá, había tenido un resultado increíble, colocándome en el primer lugar. Cuando la carrera finalizó, busqué a Abigail en el público y la encontré saltando en su asiento mientras gritaba mi nombre. Mi pecho tembló y sentí una calidez desconocida abrazar mi cara. Caminé hasta ella y la sostuve en mis brazos mientras ella besaba mi cara. Su expresión cambió cuando una persona con una cámara fotográfica se acercó demasiado a nosotros, pero el personal de seguridad lo alejó.

Mi pecho se expandió y sentí un cosquilleó en mi cuerpo mientras veía a las demás personas celebrar a nuestro alrededor. Decidí dejar de lado cualquier pensamiento hasta que estuviera con ella a solas. Por los últimos cinco minutos habíamos estado en silencio, con nada más que el sonido del agua y nuestras respiraciones.

- Estás callada.

Pero yo también lo estaba. Mi mente giraba una y otra vez al final de la carrera, cuando la miré saltando en el público y mi cuerpo cambió su temperatura, nunca me había sucedido antes. Pero, Abigail era dueña de todas mis últimas primeras veces, al menos todas las que importaban, las anteriores habían sido malgastadas y, en su mayoría, berrinches de celebridad.

- No vi a tus padres después de la carrera.

- Regresaron al hotel, estaban cansados y mañana volarán con nosotros a Inglaterra.

Pasé las yemas de mis dedos a lo largo de sus brazos y su abdomen, cuando la sentí tensarse con mi toque. No era un idiota, sabía que mis padres, particularmente mi madre, no era su tema de conversación favorito.

- ¿Te molesta? –ella nunca se tensaba por mi tacto.

- ¿Qué cosa?

- Que mis padres vuelen con nosotros. Mi mamá no fue muy amable contigo al inicio, pero así es ella con todas las personas.

- No me molesta realmente. Ellos son personas importantes en tu vida.

- Lo son, pero, tu eres -lo medité un segundo, buscando la palabra adecuada-... mi constante.

- No me molestan tus padres. Tuvimos un comienzo difícil, pero creo que estamos en un buen lugar.

- Eso es bueno, sin importar mis padres y su actitud, tu siempre vas a estar conmigo, en fila preferente. Eres la única persona que está a mi alrededor por mí y no quiero arruinar eso por nadie más.

Apenas terminé de escupir las últimas palabras lo entendí. Eso había sido lo que sentí: agradecimiento. Comúnmente nunca lo sentía hacía nadie y no tenía nada que ver con el hecho de ser un hijo de puta, algo que claramente era. Todas las personas a mi alrededor permanecían a mi alrededor por un interés personal, mayormente orientado por el dinero y la fama, menos ella. Verla en el público saltando de la felicidad me hizo sentir de esa forma porque nunca antes alguien había sentido orgullo de mí sin un interés de por medio. Incluso mis padres se sentían felices cuando yo ganaba una carrera solo porque eso les daba un status importante en la sociedad.

Pasé mis brazos por los hombros de Abigail y aspiré su aroma. Ella era la primera persona real que tenía a mi alrededor. En ese momento, me prometí a mí mismo no actuar como un idiota y alejarla de mí, como lo había hecho con otras personas en el pasado. Ella era mi final y mi principio, lo que sentía por ella era más de lo que podía describir con palabras y haría todo lo que estuviera en mis manos para verla feliz y ser yo quien estuviera saltando de felicidad por sus logros.

Promesa de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora