Mis tacones anuncian cada uno de mis pasos mientas me muevo por toda la planta baja de la casa con Johnny solo unos pasos detrás de mí. Todos los muebles de la casa han sido cambiados a nuevos con tonalidades blancas, piedra y cristal. Se ve mejor que antes, los ventanales que sustituyen una pared de la sala de estar dejan entrar la luz del día, algo que era imposible con los muebles oscuros que Derek había seleccionado.
- ¿Si? –apenas tuve oportunidad de darme cuenta que un celular estaba timbrando cuando Johnny lo contestó-. Sí, es un colchón ortopédico tamaño King, hipo alergénico. Deberíamos haberlo recibido hace días, yo espero que su jefe esté dispuesto a disculparse al menos –cerró sus ojos y cuando los abrió, vi la furia llenarlos-. Yo sé que solo tuvieron unos días para entregarlo, ¿crees que no lo sé? Pero cuando los llamé dijeron que podían hacerlo. ¿Tienes idea para quien es esta entrega? ¡Por supuesto que no lo sabes! –chasqueó sus dedos y me preparé para verlo expulsar odio y malas palabras por su boca.
Seguí caminando, ignorando la discusión que Johnny estaba teniendo a unos metros de mí.
Yo:
¿Cómo estás?
Raquel Lorente:
Todo en orden. ¿Dónde te encuentras? Papá estaba diciendo por la mañana que el trabajo de Derek estaba por iniciar o algo así. Dijo que quizá estarías fuera de la ciudad.
Yo:
Si, nos vamos mañana por la mañana. Estaré fuera unos días, semanas quizá. ¿Quieres venir?
Envié el mensaje y sentí mi corazón golpear en mi cuello mientras esperaba la respuesta. Decir que el hecho de pensar en mi hermana menor atrapada en el culto no me molestaba, sería mentir. Los últimos días había estado pensando bastante en ello. Mi vida era el sueño de cualquier mujer, tenía al hombre más atractivo de España, vivía en una mansión, Derek me había dado una tarjeta de crédito sin límites y tenía unos orgasmos increíbles cada noche con él, apenas habían transcurrido dos semanas de nuestra boda y yo era el centro de atención en muchas revistas de chismes. Aparentemente mi matrimonio era perfecto, falso pero perfecto.
Raquel Lorente:
Sabes que no puedo.
Suspiré en derrota. Al menos era un alivio poder hablar con ella, tenía un celular y enviarle mensajes para saber cómo estaba era sencillo. Desde que mi papá descubrió la forma de promocionar su iglesia y creencias en redes sociales, todos mis hermanos tenían un Smartphone que tenía los movimientos controlados por el o mi mamá, la única con la que yo tenía contacto era Raquel.
Invitarla a venir, de cualquier forma, no era la mejor de las ideas. Estaba a punto de ausentarme por un rato de Madrid, sin embargo, eso no hacía que dejara de pensar en mi hermana. Todos se habían criado en casa, pero al pensarlo bien, quizá en ese punto, Raquel era la única que podía salvar, el resto estaban tan involucrados en él como mis padres.
- Se supone que mañana recibes tu nuevo colchón –Johnny masajeó su sien-. Malditos incumplidos.
- Está bien.
- No entiendo por qué se deshicieron del anterior, estaba en perfecto estado.
Levanté mis hombros, yo tampoco tenía una puta idea de la razón.
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Promesa de papel
Romance¿Cómo mierda Abigail Lorente, la abogada más brillante del Bufete, experta en divorcios, termina casada casi por accidente con uno de sus clientes? Peor aún, ¿Cómo logra un gilipolla, adinerado y tres veces divorciado, que me case con él? La respue...