Dragos entrenaba arduamente con sus tres guardias leales, los únicos que hasta ahora les tenía completa confianza.
En medio de sus luchas, dos hermanas vampiresas entraron, eran las favoritas del rey y aunque no formaban parte del harén, ellas lo complacían de vez en cuando.
Viórica- Alteza - dijo de forma seductora - nos informan de una pequeña manada de cambiantes moviéndose por el límite de las tierras norte, nos dejas encargarnos a mi hermana menor y a mi de ellos?? - puso su boca en forma de protesta seductora.
Drag- Si lo pides así, vayan - sus ojos se volvieron rojos - no quiero a ninguno de esos animales con vida.
Nand- Alteza pero si hay niños pequeños??
Jenica- Que iluso, niños o no seguirán siendo cambiantes, ninguno merece misericordia.
Nandru y Nahúm miraron con suplica a su rey pero él los ignoro.
Drag- Vayan.
Y ambas vampiresas desaparecieron frente a ellos.
Drag- Dejar a niños cambiantes con vida significa a mas seres con sed de venganza para algunos años y no necesito eso - miro fijamente a Nandru y él solo bajo su vista al suelo - bien terminamos por hoy.
En el camino, la manada era un grupo de sobrevivientes que al enterarse que la manada Niebla de Montaña tenía bajo su custodia a la primera mensajera de la diosa se dirigían hacia allí en busca de refugió y tal vez, un nuevo hogar.
Pero sin previo aviso dos vampiresas los atacaron, mataron rápidamente a los dos deltas que iban en frente, los pocos guerreros que quedaban pusieron a sus espaldas a los demás, dejando paso a sus lobos que arremetieron contra las mujeres enfrente.
Uno a uno cayeron y cuando las hermanas se disponían a seguir con la masacre de todos los inocentes, una flecha dio en el corazón de Jenica, la vampiresa solo gimió de dolor y se convirtió en cenizas, su hermana grito con furia y miro a la distancia buscando al responsable, no divisaba nada, su olfato no le decía nada, saco sus dagas y se dispuso a buscar a quien fuera el osado de dañar a su hermana pero de la nada una fuerte patada la arrojo lo mas lejos de la manada que allí miraban sorprendidos.
La vampiresa, tosiendo sangre levanto su pálido rostro y observo como el cuerpo de una mujer cubierta con una capa la enfrentaba, veía un extraño arco en sus manos y pudo distinguir las flechas de plata.
Riendo como loca se puso de pie, así que una cazadora... ella le haría pagar por la vida de su hermana.
Con su velocidad vampiríca quiso sorprenderla y tomarla del cuello pero ella resulto sorprendida cuando esta mujer le sostuvo la mano, quiso liberarse pero el agarre en su muñeca era firme y fuerte, quien era ella?? como podía igualarla en fuerzas?? no lo entendía.
Viórica- Quien eres maldita??
Ania lentamente se quito la capa revelando todas las armas que rodeaban su cuerpo.
Sin esperar, Viórica se lanzo al ataque, Ania se defendía con majestuosidad, no logro atinar un solo golpe, de pronto la mensajera dejo de defender y empezó a atacar, cada golpe iba cargado con energía divina, marcando no solo la piel de la vampiresa sino también sus huesos, había roto varias de sus costillas y la vampira no lograba regenerarse.
A lo lejos vio como un enorme alfa se acercaba a ella.
La vampiresa sabía que aun cuando podría darle pelea al alfa, con esa maldita bruja en frente no tenía posibilidades así que opto por marcharse.
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LA REDENCIÓN DEL VAMPIRO
VampireSiglos atrás él era despiadado y cruel, tras conocer a la primera mensajera de la diosa Selene su corazón duro y frío fue cautivado, siglos después podrá volver a ser feliz?? Quinto libro de la saga '' El alfa, el beta y la cazadora''