Capítulo 100

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Capítulo 100

***

─ ¡Su Majestad!

En ese momento Rubellus y Elphine ataron fuertemente la silla de montar a sus caballos en el patio trasero de la villa.

Laynovonne, cubierta de lágrimas, entró corriendo a la villa.

Al grito de Laynovonne Delion, Rubellus y Elphine dejaron de moverse al mismo tiempo.

Una energía fría se deslizó hasta su columna vertebral. Sus hombros se pusieron rígidos y sus puños se apretaron en un estado de ánimo incómodo. Rubellus conocía la verdadera naturaleza de ese sentimiento.

Era una señal de que algo andaba mal. La intuición más primitiva y precisa que envían sus propios instintos.

─ ¿Qué pasa?

─ ¡Ira, Ira!

Laynevonne que estaba angustiada y llorosa, cayó en ese momento. A pesar de que se cayó en la hierba, los dos hombres esperaron en silencio a que continuara.

Elphine, que normalmente se habría acercado a ella y la habría ayudado, también esperaba que siguiera hablando con los ojos abiertos.

─ ¡Escuché que el caballo de Ira se asustó y que Ira fue colgada del caballo y corrió directamente al bosque!

─ ¡...!

Rubellus montó su caballo en ese momento a la velocidad del rayo y luego habló frenéticamente.

─ ¿Cuánto tiempo fue?

Era una voz tranquila, pero a la vez demasiado clara en su oído. Laynevonne no se atrevió a mirar a Rubellus, así que se quedó en el suelo y siguió llorando mientras hablaba.

─ Las damas que estaban montando a caballo volvieron y me avisaron... Se necesita tiempo para volver. Ha pasado más de una hora desde que Ira desapareció en el bosque... ¡Qué debemos hacer...!

─ ¡...!

Por un momento, Rubelus apretó los dientes. Ante su aura insoportable e intangible que se extendía, Laynovnne se encogió de hombros en agonía.

Pero antes de saber la verdadera naturaleza de su dolor, Laynevonne se mordió los dientes y continuó con sus palabras. Todavía no terminaba.

─ Justo antes de que desapareciera, dijeron que Ira estaba colgando de un estribo sobre el caballo de espaldas, sin poder equilibrarse...

─ Tengo que ir.

─ Su Majestad, no. ¡Yo la buscaré!

─ Yo iré, no me hagas repetirlo dos veces.

Rubellus apretó los dientes y agarró las riendas de su caballo.

─ Sir Wildenviston, si no regreso al amanecer, vaya primero a la capital. Debo regresar a la capital con Ira.

─ Pero-

─ Incluso si salimos tarde, llegaremos antes de la fiesta de Año Nuevo. Y vizcondesa Delion.

Mientras se encontraba en el suelo, su espalda volvió a temblar. Rubellus todavía la miraba con frialdad, sin ningún cambio en su rostro.

─ A partir de este momento, tienes plena autoridad de la investigación de la desaparición de Ira. Averigüa qué pasó en el bosque. La causa del accidente y las circunstancias anteriores y posteriores deben ser investigadas.

─ ¡Si Su Majestad el emperador, acataré... su pedido...!

Laynevonne logró responder con voz entrecortada. Rubellus miró a Elphine detrás de él, luego dió un golpe en el estómago de su caballo y corrió rápidamente. Apretó los dientes con fuerza.

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