Capítulo 112

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Me acerqué a él, expresando mi sorpresa. Nunca antes había visto a Rubellus así. Era una persona que siempre mostraba una expresión relajada.

─ Aunque ahora sé que soy mucho más fuerte que él, a veces recuerdo la mirada en el rostro de mi tío cuando rompía las cosas que más apreciaba. Ira, tengo tanto miedo de que resulte así.

─ Su Majestad, Su Majestad.

Lo abracé con fuerza como si quisiera estar unida a él, y envolví mis manos alrededor de su espalda. Su rostro temblaba. Lo miré con cara de preocupación.

El cuerpo de Rubellus era fuerte, tenía una inteligencia aguda y un juicio razonable.

Además, es el emperador de este país y el mundo entero estaba a sus pies. A pesar de que tenía una ventaja abrumadora en la lucha contra Tail, parecía estar preso de un miedo antiguo y desconocido.

También está relacionado conmigo.

Recordé la parte donde habló sobre Tail ese día en el bosque donde se llevó a cabo el banquete.

Dijo que Tail había destruido las cosas que amaba y cuidaba. Dijo que era tan persistente en romperlo y por eso Rubellus comenzó a ocultar sus cosas favoritas poco a poco. ¿Cuál fue el tono de la voz de Su Majestad cuando habló de ello?

¿Quizás Rubellus tiene un trauma más profundo de lo que pensaba sobre Tail?

No pasó mucho tiempo para que la duda se convirtiera en certeza. Su Majestad le tenía miedo a Tail. Al menos, los días de su infancia qué Tail destruyó fueron reales.

Un tiempo en el que no podía disfrutar nada de lo que le gustaba, así que estuvo aterrorizado todo el tiempo.

Solo de pensar en ello, sentí pena por él que estaba frente a mi.

La razón por la que fingió no mirarme e ignoró obsesivamente mis sentimientos puede ser la inercia creada por estas viejas heridas.

─ Su Majestad, mírame.

Lo llamé con una voz más suave. Frunció el entrecejo y me miró en silencio. ¿Puedo aliviar su miedo? ¿Qué pasa si lo lastimo aún más al decir algo sin tacto?

─ Su Majestad, está bien. Estoy aquí.

Hablé en voz baja y entrelacé mis dedos entre sus dedos.

Hice lo mejor que pude para sonar tranquila y suave, moviendo suavemente entre su pulgar y su dedo índice.

─ Su Majestad, usted y yo ahora somos adultos. Es muy diferente de cuando estábamos indefensos.

─ ...

Rubellus miró nuestras manos entrelazadas con una expresión ansiosa. Continué hablando en un tono más fuerte.

─ Nací como mujer, pero no soy débil y no es necesario que Su Majestad me proteja cada momento. A cambio quiero ayudar a Su Majestad, aunque sea un poco. Estoy con Su Majestad con los ojos abiertos. Tail no puede lastimarme, Su Majestad.

Lo miré directamente sin pestañear un solo ojo. Esperando que mi sinceridad sea transmitida.

─ Y no voy a desempeñar un papel que no tenga nada que hacer más que juntar mis manos y rezar para que Su Majestad regrese a salvo.

─ Pero...

Esquivó mi mirada mientras cerraba los ojos con fuerza. Mostrando solo un perfil distorsionado por la angustia, barrió lentamente mi rostro con su mano.

─ Ira, la capital aún puede ser más segura para ti, tu...

─ Su Majestad.

Mordí mi labio inferior con fuerza. Es triste pero también frustrante. ¿Por eso quiere que me quede aquí?

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