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Capítulo 106

Capítulo 106

─ Entendido. Entonces, ¿debería la señorita Wildenviston permanecer cerca de las otras damas nobles?

Ante las palabras de Weiss, el cuerpo de Rubellus se estremeció de forma poco natural. Las cejas de Rubellus se estrecharon ligeramente.

Pero Weiss continuó sin darse cuenta.

─ El tema de la partida y estadía de Su Majestad es diferente al de la señorita Wildenviston. Lo manejaré de acuerdo con la situación. Para evitar que los medios expresen sus opiniones sobre el tema de estar juntos o no, llevaré a cabo una completa publicidad de distracción.

─ ....

Aunque Weiss tenía la razón, Rubellus Rubellus se mordió los labios.

Ante el cambio de energía que sacudió todo su cuerpo, las miradas de todos se encontraron dispersas en el aire.

¿Por qué Su Majestad de repente reacciona así?

No había nada extraño en las palabras de Weiss. Aún así, Rubellus estaba lo suficientemente agitado como para que todos lo notaran.

Entre ellos, fue el duque Wildenviston quien se puso particularmente serio. Empezó a mirar a Rubellus con cara seria.

Todos quedaron desconcertados mirándolo durante mucho tiempo, y finalmente Rubellus, que estaba en silencio, abrió la boca.

─ A la señorita Wildenviston... No quiero llevarla a esta competencia de caza.

─ ¡...!

Weiss abrió mucho los ojos ante sus palabras.

─ ¿Quiere aislar a su prometida tanto como sea posible para evitar el peligro?

En ese momento, la general Berite, que estaba en silencio, sacudió la cabeza y agregó.

─ Estoy en contra, Su Majestad. Si la señorita Wildenviston no se presenta en la competencia de caza, los otros nobles se inquietarán. Sé que quiere protegerla, pero si ella no participa, para las esposas nobles esto parecerá muy extraño. Entre los nobles que participan en su escuadrón de represión, los nobles que llevan a sus esposas a la competencia de caza también estarán insatisfechos. Es mejor dejar que la señorita Wildenviston sepa lo que está pasando y pedirle su cooperación

─ ... ¿Qué tal decir que la señorita Wildenviston está enferma como excusa?

Era una disuasión muy infantil que era completamente diferente de las discusiones hasta ahora.

Y estaba claro que el tono inseguro de Rubellus, sobre la señorita Wildenviston, no solo se trataba de poner una simple excusa.

Es solo que Su Majestad el Emperador quiere proteger a Ira Wildenviston.

Envuelta alrededor del ancho de su capa, era su intención esconderla y salvarla. La general Berite abrió la boca en un tono impotente.

─ Su Majestad, eso es-

─ Su Majestad, la señorita Wildenviston es una ciudadana imperial madura que está lista para asumir obligaciones por el país.

Pero hubo alguien que detuvo las palabras de la General Berite primero. Era el duque Wildenviston. Es el padre de la señorita Wildenviston.

La general Berite guardó silencio. Inclinándose ante su comprensión, el duque Wildenviston abrió la boca. Su voz fue tranquila.

─ Su deseo de protegerla, Su Majestad también lo sabe, si la señorita Wildeviston estuviera aquí en persona ella no lo aceptaría.