Capítulo 82

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Capítulo 82

Me senté con Su Majestad en el segundo piso, al lado de mi habitación, donde había un sofá y una mesa.

Es un lugar bastante lamentable para servir a Su Majestad. Sin embargo, la razón por la que lo traje aquí es porque me pidió que saliéramos del salón y hablara con él a solas.

Por lo tanto, los caballeros y la gente de la mansión dirigida por Su Majestad fueron llevados al primer piso, y solo Su Majestad y yo permanecimos en el segundo piso.

Su Majestad y yo nos miramos por un momento. Debe haber corrido muy rápido.

Obviamente, algunos mechones de cabello que habían sido bien peinados por la mañana ahora están en su frente.

¿Debería arreglar su cabello? No, incluso si me molesta eso, debo mantenerme alejada de Su Majestad ahora.

─ Primero... vine a casa para poder estar con mi madre.

Rubellus suspiró y abrió la boca.

─ Ya lo he escuchado de mi madre, incluso lo que estás tratando de decir.

─ Me alegro de no tener que volver a explicarlo.

Respondí con una sonrisa. Su Majestad suspiró profundamente y se tapó los ojos con las manos que tenían guantes.

─ Déjame explicarte lo que pienso ahora.

─ Bien.

Seguí respondiendo con una sonrisa. Tampoco fue una mala estrategia de negociación comenzar a escuchar primero las condiciones de la otra parte.

─ Al principio pensé que habías sido secuestrada, pero solo después de escuchar que el Duque estaba contigo, me di cuenta de que algo era extraño. Si volvieras, me lo habrías dicho, pero tan pronto como quisiste irte, viste el documento de que la Emperatriz aprobó la solicitud de salida.

Su Majestad negó con la cabeza por un momento como si recordara la hora. Luego volvió a abrir la boca en tono firme.

─ Creo que es posible pedir una explicación de qué es esto, cuáles son tus intenciones y por qué no dijiste, ¿no? ..... Puede que, ¿has cambiado tus sentimientos?

─ ¿Qué clases de sentimientos?

Bien, comencemos con esta parte. Su Majestad pareció entrar en pánico en este momento, y sus cejas se arquearon.

─ ¿Qué quieres decir? Por supuesto-

─ Su Majestad, nuestra relación aún no es de amantes. No dijimos nada sobre salir.

─ ¿Qué?

Tenía una mirada realmente sorprendida en su rostro. Bueno, no creo que me haya entendido en absoluto. Me susurró con el rostro pálido.

─ Pensé que ya sabías sobre mis sentimientos.

─ Lo hice.

─ ¿Has cambiado de opinión acerca de mí?

─ No, te amo. Lo digo en serio.

─ Yo también. Yo también.

Dijo con urgencia, como si detuviera mis palabras.

─ Te amo, la sangre que fluye por mi cuerpo parece que solo te quiere a ti.

─ Pero no puedo creer en Su Majestad.

─ ¿Qué?

Hizo un sonido ahogado en ese momento. Me miró directamente con la mano levantada y la boca cerrada.

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