Valentina Grecco

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Perdí la noción del tiempo y de los tragos para ser sincera, pero, de eso se trata Halloween, ¿no?

Después de la repentina llegada de Jack, y la aparición de Claire y Dominick, todos nos dispersamos, y yo me fui por mi cuenta a bailar en la pista y olvidarme de todo.

Como dije, estaba en la pista, me había quitado las alas de ángel hace un rato porque me estorbaban, estaba bailando al ritmo de la música urbana, pasando mis manos por mi abdomen y subiendo a mi cabello despeinado y volviéndolo a bajar.

Movía mis caderas al ritmo de la música mientras bailaba frente a frente con un desconocido, mientras sus labios besaban la piel de mi cuello y dejaba que la música me guiara. Dejaba que el besara mi piel, porque necesitaba olvidarme de Jamie como fuera.

Sin embargo la diversión terminó cuando el desconocido fue apartado abruptamente de mi lado cuando el idiota del año, Jamie Fear, lo empujo posicionándose en su lugar.

Jamie me miró fijamente a los ojos, por un momento olvide el resto del mundo, fui absorbida por sus ojos negros parecidos a la oscuridad... Una oscuridad que no transmitía nada bueno. A pesar de que suena estúpido, él era mi lugar seguro y ese era el más grande error que podía cometer, nadie puede enamorarse de un demonio y yo estaba en desventaja, en ese momento no lo sabía pero era su debilidad, y eso era un peligro.

Empezamos a bailar, mientras nuestros cuerpos chocaban por la canción de fondo, de nada más y nada menos que Bad Bunny. Mis brazos se enredaron en su nuca, mientras los de él apretaban con fuerza mis glúteos.

Lo observe bajo el reflejo de las luces neones del bar, sus labios se veían rosados y carnosos, lo que contrastaba muy bien con el piercing que decoraba su labio inferior... Y solo verlo, era demasiada tentación, así que no aguante y pegue los míos como un imán. Al tocar el frío metal con mis labios solté un gemido, él llevó una de sus manos a mi nuca obligando a profundizar el beso, su otra mano estaba en mi espalda baja subiendo y bajando de la forma más sexy que puedan imaginarse, hasta llegar a mi trasero y apretarlo incitando la excitación que se estaba creando en el ambiente.

El tiempo empezó a pasar igual que las canciones, y cuando estuve un poco cansada, sostuve su mirada de nevo... Teníamos muchas cosas por hablar, pero a veces las palabras no son suficientes...Igual que el amor:

- Jamie- dije en un susurro mientras posaba mi frente en la de él y cerraba los ojos, inhalé su olor de colonia masculina

- Dime

- No quiero irme de Sunny Hill

- ¿De qué hablas?

- En 7 meses me graduó

- Si...

- No quiero irme

- Nena, estás ebria

- No, solo escucha- suspire y me aparté de él sosteniéndole la mirada- Me quiero quedar y estar contigo

- No sabes de lo que hablas. Toda tu vida has querido irte de aquí

- ¡Lo sé! lo sé... Pero, en otro lugar no vas a estar tú... Y te necesito Jamie- pase mis manos por sus mejillas pero me apartó con brusquedad, me miró con una expresión gélida, se dio la vuelta y empezó a caminar entre la multitud alejándose de mí.

- ¡Jamie! - le grité mientras trataba de seguirlo pero él no frenaba...

Salimos a un pasillo fuera de la pista, donde alcance a tomar su brazo y frenarlo, él se giró y me observo, bajo su mirada, me di cuenta de que yo había estado llorando todo este tiempo, y que él no era capaz de mirarme a los ojos por eso:

Nuestra Última Oportunidad {Primera Parte}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora