Leah Rogerson

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No había tenido la oportunidad de presentarme, y no saben mucho de mí, puede que en este pedazo de la historia no sea importante, pero se los aseguro, lo seré.

Mi nombre es Leah Rogerson, esa noche del 13 de noviembre yo era una de las festejadas, cumplía 19 años el 15 de noviembre, por ende ese día era para celebrar y pasarla a lo grande... Que equivocada estaba.

Siempre todos, tenemos un momento en la vida donde abrimos los ojos, no literalmente, pero sí metafóricamente. Bueno, esa noche fue precisamente eso, fue el inicio de la verdad, y como toda la historia que hasta ahora conoces se iba a caer pedazo por pedazo como un espejo roto.

Ya estábamos muy ebrios, y no era ni la media noche. Habíamos cantado la canción del cumpleaños y comido el pastel que estaba sumamente delicioso, no voy a mentir, Jane era jodidamente buena en preparar fiestas, esa noche lo demostró.

La decoración de la casa era sumamente impecable. Afuera en la piscina había globos por todas partes de todos los colores, y había un arreglo flotando que decía Nov. Había una mesa totalmente colorida con toda clase de snack, que estaban sumamente deliciosos. Había flotadores por doquier de toda clase de formas, mientras dentro de la casa había unos banderines de colores acompañados con luces led y parlantes con máquinas de humo, y afuera había una mesa con pistolas de agua, espuma, confeti entre más cosas. Todo estaba genial.

Nosotras estábamos cerca a la salida a la piscina pero dentro de la casa, bailando al ritmo de la música y lo suficientemente ebrias para ser ajenas a todo lo que pasaba a nuestro alrededor, sin embargo, yo siempre he sido jodidamente buena observando, y en el momento preciso, mis ojos se enfocaron en Jane y Dominick yendo a la cocina con sus platos de pastel vacíos.

Me había fijado que toda la noche ese par habían estado juntos, mientras Nate los miraba de soslayo con la mandíbula tensa, y vaya me había sorprendido Nathaniel Morgan estaba haciendo un excelente trabajo para mantener la calma y no ir a pegarle un puño en la cara a Dominick Adams, porque mierda, con lo posesivo que era Nathaniel, era de admirar.

Mire el vaso rojo en mi mano izquierda y me di cuenta de que ya no tenía una gota de licor, así que, les grite a mis amigas por encima de la música que iría en busca de más, ellas asintieron sin dejar de moverse, y yo me reí ante lo despistadas que estaban.

Caminando entre la multitud vi a Jane saliendo con Dominik, y a unos simples pasos de distancia, Nate y Claire hablando, no pude evitar no prestar atención:

- ¡Te estoy diciendo la verdad! - dijo Claire con una voz chillona e irritante que me recordó a las niñas malcriadas

- ¿No te cansas Claire? Todos tus esfuerzos para separarme de ella siempre llegan en vano

- Es cuestión de tiempo para que se separen Nate, y te vas a dar cuenta que siempre tuve razón.

- Creo que aún no lo entiendes Claire... Siempre la voy a proteger, aunque no esté con ella, como lo he hecho toda la jodida vida

- No vengas ahora con esta cursilería barata Nate.

- Nada de eso, Claire.

- No me digas que nada de eso, tú y yo sabemos que no eres capaz de sentir algo por alguien

- No me subestimes

- No sabes cómo hacerlo...Y ella tampoco

- Estás jugando con fuego Claire, y no sabes de lo que puede pasar si lo desatas

- ¿Ah no? ¿entonces qué está pasando allá?

Seguí la mirada de Nate y Claire y vi a Jane y Dominick, ella está de espaldas a nosotros, pero Dominick la veía con unos ojos brillantes que a leguas demostraban el deseo que sentían por ella... Y entonces, al ritmo de esa canción de fondo, Kissing Other People de Lennon Stella, empezó el desastre.

Nuestra Última Oportunidad {Primera Parte}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora