Novia

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Las vacaciones de Navidad llegaron después de un mes y medio tormentoso. Nayeon y Tzuyu pasaron por varias réuniones y entrevistas. Jeongyeon alternó su trabajo como asistente con el de fotógrafa y todo salió como siempre: Tzuyu diciendo que Nayeon era plana, Jeongyeon respondiendo que sus pechos eran perfectos, Nayeon apoyando lo dicho por Jeongyeon con una sonrisa satisfecha porque por fin alguien lo dijo. En la escuela las cosas eran como siempre: Minhyuk y Nayeon ya no se hablaban, de vez en cuando Jihyo y Nayeon seguían con las riñas pero también había ocasiones en que hablaban casi civilizadamente, lo mismo pasaba con las demás. Jeongyeon finalmente obtuvo su licencia de conducir y se convirtió en la conductora privada de las dos estadounidenses.

-¡Tzu! ¿Segura que quieres presentarme a tu madre?- preguntó Sana, metiendo una bufanda en la maleta.

Algo había cambiado. El día después de la cita de Sana y Tzuyu, la japonesa decidió hablar a la taiwanésa a la hora de almorzar. Salieron al jardín y se sentaron en una lona sobre el césped.


-¿Que necesitas?

-Ayer beviste un poco.

-Mh.

-Me hablaste de tu madrastra. Tzuyu, confío en ti. Sé que nunca me harías daño.

-Sana, estaba borracha.

-¡Deja de ser dura y acepta tus sentimientos!- gritó Sana. -¿Quieres que gane tu madrastra? Si hay dos personas que conozco que siempre quieren tener la razón y tener el control de todo, son tú y Nayeon. Me gustas, Tzuyu. Nunca había sentido emociones tan fuertes por nadie, incluso después de haber sido rechazada. Me lastimas más mintiendo y enviándome lejos.

-Sana, ¿por qué seguir en una relación conmigo? Te traicionaría. Está escrito en mi ADN. Mi abuelo también engañó a mi abuela y también mi bisabuelo...

-Todos son una m*erda. Podemos demostrarle a tu madrastra lo equivocada que está. Juntos.- Sana la tomó de la mano. -¿Quieres casarte con un idiota al que no amas?

-¿Eres masoquista? Dije que no confíes en mí.

-Tienes razón: ¿cómo puedo confiar en ti si primero no confías en ti misma? Tzuyu, date esta oportunidad: aprende a amar. Es como andar en bicicleta: una vez que lo aprendes, no olvidas cómo hacerlo. Tal vez las ruedas se pinchen, pero siempre puedes hincharlas.

-Sana...- Los ojos de Tzuyu se habrían llenado de lágrimas si no hubiera pestañeado para evitarlo.

La japonesa tomó el rostro de Tzuyu entre sus manos y posó sus labios sobre los morados de la taiwanesa, quien le correspondió sujetando a Sana por la cintura.

Presente

-Vendrás con nosotras. Necesito a mi asistente también en Los Ángeles.

-Yo... Yo...

-No me digas que tienes que pedirle permiso a tu padre porque tienes dieciocho años. Nos vemos en el aeropuerto el martes a las ocho. Sé puntual o estás despedida.- Nayeon se fue, dejando a Jeongyeon en su puerta.

Nayeon iba a celebrar la Navidad en su casa con Tzuyu y Sana. Después de un tiempo, la japonésa también había logrado ganarse a la otra estadounidense y las dos se llevaban muy bien, especialmente cuando se trataba de burlarse de Tzuyu. La estadounidense subió a su auto y condujo hasta su casa, pensando en lo que tendría que hacer para irse ese martes veintitrés. Al llegar a casa, encontró a Tzuyu caminando de un lado a otro con el teléfono en la mano.

-Escúchame, debe haber un error. Hay tres asientos de primera clase. Mi asistente llamó frente a mí. La escuché. No pagaré por una persona que no está. ¿Señorita Im Nayeon?- La taiwanesa miró a su amiga que acababa de entrar. -Se llamaré en cinco minutos.

Extrañeca|2YEON|ESPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora