Solo yo #2

2

'I don't like myself' Imagine Dragons

-Cariño, tú no tienes nada de malo.

No respondí, tan solo me quedé tumbada en el sofá, con la vista clavada en el techo y las manos entrelazadas sobre la tripa.

-Tienes que empezar a valorarte, cielo. Tú vales mucho... no puedes estar así por el tonto ese.

-No lo entiendes abuela- me incorporé de golpe para mirarla directamente a los ojos, aquellos ojos negros cansados y rodeados de arrugas pero los ojos más llenos de vida que había visto jamás- No soy suficiente, si lo fuera él me querría.

No tengo ni idea de dónde había sacado las fuerzas para confesar aquello pero ya lo había soltado y, claramente, mi abuela no se lo tomó para nada bien.

-¡Leyre Vega, no vuelves a decir eso! ¿Me has oído?- me fulminó con la mirada y yo me hice pequeñita en mi sitio- Claro que eres suficiente, eres más que suficiente, demasiado diría yo. ¡Mírate!- me señaló de pies a cabeza- Una jovencita fuerte, decidida, inteligente, preciosa y muy alegre y alocada, aunque no lo demuestres mucho estos meses... pero tienes que verte así, porque si tú no lo haces, los demás tampoco lo harán.

Negué con la cabeza y solté un bufido antes de volverme a recostar.

-Solo lo dices porque eres mi abuela pero los demás no me ven así... no me ven, abuela, nadie me ve. Y el único chico que me veía ha dejado de hacerlo porque se ha dado cuenta de que no merezco la pena.

Escuché como suspiraba con tristeza, sentada desde su sillón en una esquina de aquel salón.

Nos quedamos un buen rato en silencio, pensativas y tan solo se escuchaba la voz lejana de mi prima hablando por teléfono en el piso de arriba, hasta que mi abuela volvió a intervenir, calmadamente.

-Leyre, hace tiempo escuché algo que me hizo reflexionar mucho y que no puede ser más real- hizo una pequeña pausa para coger aire antes de seguir- Quiero que pienses en una botella de agua...

¿Una botella de agua? La miré confusa pero parecía tan seria y concentrada que no dije nada y asentí.

-Vale, y quiero que pienses en su precio...

"Vale, ¿estamos seguras de que no está delirando?"

Ladeé la cabeza analizando esa posibilidad y no pude evitar esbozar una media sonrisa porque mi abuela podía estar mayor y tener muchos problemas físicos pero si había algo en lo que le sobraba la salud, esa era la mental. Así que, tal vez no entendía a dónde quería llegar pero tenía que tener sentido.

Pensé detenidamente, frunciendo el ceño, un poco confusa.

-Pues... no sé, unos...- comencé a calcular pero me cortó antes de terminar.

-¡No! No hace falta que me lo digas, tan solo piénsalo- me ordenó.

-Ah...- me froté la cara- vale... ya está.

Mi abuela me sonrió satisfecha.

-Bien, pues ese precio que has imaginado, sea cual sea, seguramente es distinto al que yo he pensado y, aun así, la botella es la misma- puse una mueca pero no me dejó intervenir- Leyre, cada persona le da un valor diferente a las cosas pero eso no significa que sea el valor que merecen.

-No lo entiendo- dije cerrando los ojos mientras trataba de descifrar lo que me quería decir.

Escuché como cogió aire profundamente antes de continuar.

-Está bien, déjame ponértelo de otra manera. Vuelve a esa botella de agua. Si la compras en un supermercado podrá valer alrededor de 30 céntimos. La misma botella si la pides en un bar seguramente te costará 1 euro, pero si en vez de un bar fuera un restaurante te costaría un poco más, tal vez unos 3 euros. Por último, ¿qué pasa cuando compras la botella en un avión? Pues que te cobrarán casi 5 euros. La botella no ha cambiado, sigue siendo la misma, sin embargo el precio es distinto. Lo que tienes que entender es que dependiendo del lugar te dan un valor u otro, así que, cuando te sientas infravalorada, simplemente tienes que cambiar de lugar.