Solo yo #2

EPÍLOGO

'Heaven Knows' Five For Fighting

-Creo que quiero vomitar- escuché la voz de Tami al fondo de la habitación.

-Ni se te ocurra- la regañó Blair, acercándose corriendo a su lado- Puedes estropearte el maquillaje.

Y agarrándola con fuerza por los hombros, la ayudó a sentarse en uno de los sofás de la suite, mientras trataba de respirar con calma.

Me acerqué a su lado y me dejé caer, con una sonrisa sincera.

-Va a salir bien- la animé- Deja de preocuparte.

-¿Y si sale corriendo?- me dijo, frustrada.

-Le perseguiré y le traeré de vuelta por las orejas- bromeé, pero no se rio, así que tuve que ponerle la mano sobre las rodillas, para tranquilizarla.

-No va a salir corriendo, Tami. Ese chico está loco por ti.

-Cierto- me apoyó Nerea desde el balcón, mientras devoraba un montón de canapés que nos habían dejado aquella mañana- De hecho, apuesto lo que quieras a que se pone a llorar en cuanto empieces a caminar por el altar.

-Ojalá Luke llore también- escuché murmura a Blair en bajito, y me reí al imaginarme esa escena.

-No va a llorar- Tami puso una mueca.

-Ya veremos- y Nerea se metió otro canapé gigante en la boca.

-Además, tendría que...

Y antes de que pudiera terminar, llamaron a la puerta.

Me levanté a abrir, dejando a Blair ayudando a mi prima a hacer unos ejercicios de respiración para tranquilizarla, pero si ya estaba nerviosa antes, en cuanto abrí la puerta y su madre y su hermana pequeña, Bea, entraron corriendo como dos torbellinos, todo se volvió un caos mucho peor de lo que ya era.

-¡Tamara!- le gritó la pequeña entrando corriendo a abrazarla- ¡Tami! ¡Ay! ¡Mamá! ¡Mira! ¡Está guapísima!

Su madre entró tras ella, después de darme un gran abrazo, y ambas empezaron a dar vueltas alrededor de la novia, admirando su vestido.

-Estás guapísima, cielo.

-Gracias mamá.

-¡Canapés!- y Bea salió disparada, persiguiendo a Nerea que seguía sujetando lo más alto que podía la bandeja de canapés.

-¡No! ¡Quita enana!

-¡Nerea! ¡Dame unos pocos!

Y así empezaron a perseguirse por todo el hotel.

No tardamos mucho en marcharnos a la capilla en la que iba a celebrarse la boda.

Parecía que habían pasado siglos desde que Mateo le pidió matrimonio en esa azotea especial que tenían entre ellos.

Cuando Tami llegó a casa, gritando, llorando de alegría y emoción, y enseñándome el anillo del dedo, no me podía creer lo rápido que había pasado el tiempo.

Parecía que habían pasado tan solo unos pocos meses desde que se habían conocido, desde que había comenzado su historia, pero no, ahí estábamos, varios años después, a la entrada de una inmensa capilla toda decorada con luces blancas.

Cuando di el primer paso y comencé a andar por el altar, siguiendo el paso de Blair, que encaminaba la fila de las damas de honor, al ver a Mateo y a Luke en el altar, sonrientes, tengo que reconocer que se me formó un pequeño nudo en el estómago al pensar en él.

Le seguía echando de menos.

La ceremonia fue una de las más bonitas que he visto en toda mi vida.