Solo yo #2

49

'Idiota' Morat, Danna Paola

Podía haberle dicho 'Hola' de vuelta, habría sido lo más adecuado.

También podría haberle sonreído, o haber dicho cualquier otra cosa, pero no.

Cuando le vi ahí de pie, sonriente como si nada, con mis cascos entre los dedos, como si no hubiesen pasado meses desde que nos vimos, como si nuestro último contacto no hubiese sido el día de su cumpleaños cuando me respondió con un simple 'gracias', todo vino a mí tan de repente, hirviéndome tanto la sangre, que solo lo supe expresar de una manera.

-Dos años después y sigues sin saber saludar con educación- y con un bufido, me di la vuelta y comencé a andar por el sendero.

-Te he dicho 'hola'- me siguió como si nada y se puso a andar a mi lado.

-Después de arrebatarme los cascos de golpe- protesté.

Y me sonrió. ¡ME SONRIÓ! El muy idiota.

"Lo echaba de menos"

Tú cállate.

-Bueno, ya es casi una tradición, ¿no?- y me sonrió, otra vez- A veces echo de menos esas cosas.

Y ya está. Solo eso fue suficiente para detenerme y que mi corazón olvidase que se suponía que tenía una coraza a su alrededor para protegerme.

-¿Qué tal estás?- me preguntó antes de poder decirle nada.

-Bueno- seguí con mala cara- depende del día- no tengo ni la menor idea de donde había salido toda aquella sinceridad, supongo que fue provocada por la suya.

-Hace mucho que no nos vemos.

-¿No? ¿En serio?- y le puse los ojos en blanco.

Vale sí, estaba molesta, muy molesta, se suponía que no debería de estarlo, se suponía que todos esos meses deberían de haber servido para algo, pero ahí estaba de nuevo, enfadada conmigo misma y con él a partes iguales.

-He escuchado tu canción- dijo, ignorando mi comentario- aunque sería difícil no hacerlo, está por todas partes.

-¿Y te ha gustado?- no sabía por qué pero necesitaba que su respuesta fuese sincera, todo el mundo decía que le encantaba pero a mí... no sé... había algo que no me terminada de encajar del todo.

-Eh... sí, sí... bueno, a ver, me sorprendió un poco, pero sí.

Dejé de andar y me giré más hacia él.

-¿Te sorprendió? ¿En qué sentido?

-Pues... no sé...- se frotó la nuca- no me lo esperaba, supongo. O sea, a ver, es que te he escuchado cantar tantas veces con la guitarra, con el piano, a capella... que, no sé, escucharte así era... como poco natural.

Y ahí estaba, sinceridad pura y dura, esa que sabía que nadie más me diría, esa que yo llevaba esperando varios meses pero que nadie se atrevía a decir en alto.

-Lo sabía- y me reí con amargura- Fue culpa del productor, ¿sabes? Yo quería hacerlo diferente, más... más natural, como dices tú, pero no me dejaron, dijeron que no vendería, que teníamos que hacerlo un poco más comercial.

-A ver, oye, que no ha quedado mal, eh, entiéndeme- trató de arreglarlo- o sea, está bien, solo que es un sonido diferente al que estaba acostumbrado a escuchar en nuestra habitación.

Y, de pronto, algo en mi interior saltó por los aires.

'Nuestra habitación'.

Sentí ganas de llorar, estuve tentada a lanzarme a sus brazos, eso, o salir corriendo, pero gracias a los cielos, de repente un grupito de niñas se acercó a nosotros, entre risitas y con sus móviles en las manos.