Solo yo #2

21

'20's' Bow Anderson

-No puedo seguir así- hundí mi cabeza entre mis brazos, que estaban cruzados, apoyados en el mostrador de Craig, en mi tienda de música favorita de toda la ciudad.

-No te martirices, Leyrecita- me animó desde lo alto de una escalera, mientras colocaba una guitarra enorme, realmente tenía que tener mucha fuerza para poder sujetarla de esa manera sin ayuda.

-Pero, ¿tú me has visto? Soy casi un desecho humano, sin el casi- le miré por un ojo, asomándome entre uno de mis brazos y vi que sonreía disimuladamente.

-Eres una exagerada. Llevas dos meses sin trabajar en lo que te gusta...

-Dos meses y medio- le rectifiqué.

-Bueno eso- agitó la mano, sosteniendo la guitarra todavía- no es como si llevaras 8 años sin encontrar nada, entonces sí que te diría que dejaras de intentarlo.

Bufé de mala gana.

-Ya, pero aun así es un asco- volví a enterrar la cabeza como si fuera una avestruz.

-A ver- se bajó por fin de ahí arriba- Vamos, suéltalo.

-¿Qué suelte qué?- le miré con el ceño fruncido.

-Lo que te molesta de verdad. Llevas días quejándote pero hay algo más que no te deja dormir, así que vamos, escúpelo para que pueda aconsejarte de una vez, que me vas a espantar a todos los clientes como sigas así.

Me incorporé un poco y le dediqué una mirada un tanto derrotada.

-Se casa.

-¿Quién se casa?- dijo con la voz un poco más aguda de lo normal.

-Una chica de mi antiguo colegio.

-Ahh...- le quitó importancia- Por un momento pensé que te referías a tu amigo... Jacob- me guiñó el ojo.

-¿Qué? ¡No!- chillé alarmada- ¿Qué me importaría si 'ese' se casara? De hecho ahora mismo podría estar muerto y ni me habría enterado- dije a la defensiva.

-Sí, sí, lo que tu digas.

-El caso- quise quitarle esa sonrisa de burla de la cara- que una chica de mi clase se casa, ¿y yo?, ¿qué he hecho con mi vida? ¿A parte de venir a molestarte todos los días y trabajar en una cafetería aguantando a clientes pesados? Nada.

Me miró esta vez con un poco más de compasión y se acercó a mi lado y comenzó a acariciarme el pelo con suavidad.

-Leyre, tienes 19 años, tienes una vida entera por delante, no te machaques con esas cosas... Dedícate a disfrutar del presente.

Puse una mueca poco convencida.

-Además, la chica rara es esa que se casa tan pronto, ¿quién hace eso hoy en día? Es que ni aunque estuviera embarazada...

Me encogí de hombros.

-Sus padres son muy religiosos... a lo mejor es por eso.

Torcimos los dos el gesto, pensándolo por un segundo pero enseguida volvimos al tema.

-Los veinte son la peor época del mundo, en serio. Unos se casan y tienen hijos, otros son jefes de sus propias empresas, otros recorren el mundo y algunos desgraciados como yo, vivimos como podemos intentando llegar a fin de mes.

Craig estuvo a punto de abrazarme, pero apareció su jefe por una puerta que daba a un despacho pequeño que había al fondo de la tienda y se puso corriendo en su puesto.