33

368 17 0
                                    

'I hate the way' Sofia Carson

Esa noche no le miré cuando entró a la habitación. Tampoco lo hice cuando se puso el pijama, ni siquiera de reojo como solía hacer siempre. No me paré a percibir su olor cuando se tumbó a mi lado. Ni me moví para intentar que nuestros brazos se rozaran sin querer en medio de la noche. Esa noche empecé a borrar su rastro de mi cabeza y no me iba a detener hasta haber aniquilado todas y cada una de las partes.

Me levanté la primera de toda la casa, asfixiada. Estaba ardiendo. Tenía demasiado calor.

Había dormido fatal pero me obligué a salir de la cama, cogí unos pantalones de deporte, un top y mi sudadera de Pink Floyd y salí por la puerta.

Me puse los cascos y empecé a correr calle abajo, sin detenerme hasta llegar al parque más cercano.

No tengo ni idea de qué iba sonando en mis odios, creo que era la primera vez que eso me sucedía, pero estaba tan frustrada que no tenía ni tiempo para pararme a pensar en eso.

Al llegar al parque hice mis estiramientos, intentando relajarme un poco. Hacía frío pero yo ya había entrado en calor como para notarlo demasiado.

Tras unos minutos de ejercicios me dispuse a salir de nuevo a correr cuando un grito lejano me paró en seco.

Normalmente iba tan concentrada en la música que nunca escuchaba lo que había a mi alrededor, pero, como todo, ese día todo estaba raro, todo era diferente.

Me giré en esa dirección del que procedía el grito y mis ojos debieron de proyectar el infierno porque Jacob ralentizó un poco su marcha y me frunció el ceño.

No me moví, tan solo cerré mis manos en puños y esperé a que se acercara lo suficiente como para poder reventarle un tímpano con el grito que tenía previsto soltarle.

-Buenos días- me dedicó una inmensa sonrisa y, de pronto, me olvidé de que iba a gritarle.

¿Buenos días? ¿Cómo que buenos días? ¿Ayer me decía que le dejara en paz y hoy me decía buenos días?

Me quedé tan bloqueada por el enfadado que no supe ni qué decir.

Ante mi silencio analizó detenidamente mi expresión, dejando un poco de distancia entre nosotros.

-Eh... esto... ¿q-qué tal has dormido?- tartamudeo. Era la primera vez que escuchaba como se le entrecortaba la voz y he de reconocer que me sentí un poquito orgullosa de mí misma.

-Bien.

Seguí mirándole sin mostrar ningún tipo de emoción, mi meta en esos momentos era ser más inexpresiva que un maniquí.

-Me... alegro- carraspeó mirando a nuestro alrededor.

Era todavía muy pronto y no había casi nadie, tan solo unas pocas personas sacando a sus perros de paseo y otros pocos haciendo deporte.

- ¿Corremos juntos?

-No.

Y tal cual, me di la vuelta y salí corriendo camino abajo, pero no lo hice deprisa como si estuviera escapando o escondiéndome de él, lo hice con calma, a una velocidad moderada, tratando de demostrarle a él y a mí misma que no me podía importar menos su presencia.

Tardó un poco en reaccionar pero a los segundos escuché sus pasos siguiéndome.

-¡Vega! ¡Vamos, hombre! ¡No hagas esto!

Me estaba gritando pero no me detuve ni siquiera cuando se colocó a mi lado y me quitó uno de los cascos.

-Vale... Yo... lo siento, ¿vale?

Solo yo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora