Solo yo #2

19

'Jailhouse Rock'  Elvis Presley

En cuanto vi desaparecer la cabeza de la chica, de pronto, fui consciente de lo que acababa de hacer y no estaba en absoluto preparada para girarme hacia Jacob y soportar mirarle a la cara.

Intenté alargar el momento lo máximo posible, pero estaba claro que el cabezota no me lo permitió mucho porque, enseguida, me agarró con más firmeza de la requerida, por ambos hombros y me dio media vuelta para encontrármelo de frente.

¿Qué que hice? Pues lo único que una chica desesperada puede hacer en esos momentos.

"Correr".

No.

Sonreír de la manera más inocente que pude.

Parpadeó perplejo.

Mientras tanto yo estaba tratando de averiguar si estaba enfadado o no, pero su expresión era tan extraña que era difícil de saber.

-¿Qué coño haces, Leyre?

Oh, oh. Mi primer nombre, mala señal.

"Deberías haber corrido".

Borré la sonrisa de inmediato y di un paso hacia atrás torpemente.

-Eh... yo... lo siento pero es que me estaba chillando- intenté defenderme señalando el hueco donde había estado tirada peleando.

-¿Y? ¿Qué tiene eso que ver?- bramó.

Vale, definitivamente estaba muy, pero que muy enfadado y eso hizo que mi rabia volviera a incrementar a ciertos niveles muy peligrosos.

Le había dado un beso. Vale, sí. ¿Y qué? Tampoco era el fin del mundo.

-Pues no sé... yo... quería joderla y te he besado, supéralo.- Entrecerré los ojos, intentando restarle importancia, todavía molesta con que se lo hubiese tomado tan mal.

-¡Bueno pues no vuelvas a hacerlo!- exigió- ¡No así!

Se dio la vuelta enseguida y se alejó, entremezclándose con la gente.

Me quedé clavada en el sitio.

¿Qué demonios acababa de pasar?

Salí disparada en su dirección porque estaba claro que no me podía estar quietecita, siempre tenía que empeorar las cosas, esa era mi especialidad, así que cuando logré encontrarle, apoyado contra una farola, encendiéndose un cigarro, me acerqué dando grandes zancadas y le tiré el cigarrillo al suelo sin pestañear.

-¡EH!- se quejó, pero le ignoré.

-¿Sabes? Te odio. Te odio con toda mi alma, eres... eres insoportable, irritante e insufrible.

-¿Algo más?

Se había cruzado de brazos, mirándome muy seriamente y su indiferencia me sentó fatal.

-Sí, muchas más cosas. Idiota.

"Muy madura, sí señor".

-Te recuerdo que has sido tú la que se ha metido en una pelea con esa chica sin motivo alguno y luego ha acabado besándome sin permiso.

Bufé porque sabía que tenía razón, pero al mismo tiempo estaba enfadada con él por no haberse dado cuenta de por qué me había peleado con ella, o peor, que se hubiese dado cuenta y que lo hubiese ignorado por completo.

-¡Ag!- bramé- ¡Que te den!

-Creo que tienes que poner en orden tus sentimientos, querida Vega.

Y, así, sin más, volvió esa sonrisita que tanto me desquiciaba.