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'The way I loved you' Taylor Swift

Al día siguiente me levanté con el mayor dolor de cabeza de mi vida. Era nuestro último día, así que se basó más que nada en abrazos y despedidas.

Estaba haciendo la maleta cuando la puerta de la habitación se abrió y la madre de Jacob entró.

-¿Se puede?

-Sí, claro, Martha, pasa.

Avanzó y se colocó a los pies de la cama.

-Yo, venía a decirte que me alegra mucho que hayas venido, Leyre, de verdad.

Me acerqué a su lado, despacio.

-Gracias a vosotros por acogerme tan bien, hacía mucho que no me sentía así...- reconocí.

Martha asintió con un poco de pena así que deduje que sabía lo que le había pasado a mi familia.

-Es duro cuando... cuando pasan esas cosas- se secó una pequeña lágrima- pero nadie merece pasar las Navidades sola. Puedes venir aquí siempre que quieras, Leyre.

-Gracias- y lo dije de todo corazón.

-No- me agarró la mano- gracias a ti, gracias por lo que has hecho con mi hijo.

-Yo... yo no he...

Y se rio de repente, y su risa me recordó a la de Jacob.

-Sí, tú sí- me llevó la contraria- le haces feliz, Leyre, lo sé, lo veo, y hazme caso, soy su madre, sé de lo que te hablo. Pero tienes que darle tiempo, es muy cabezota y orgulloso, pero tiene un gran corazón.

Ay, Martha, si tú supieras que la cabezota de la relación era yo...

-Estos últimos años han sido duros para él- continuó y eso atrajo de más mi atención- lo del accidente le marcó y lo de ese chico...- espera ¿qué chico?- pero ahora está mejor, y estoy segura de que en parte es gracias a ti.

No supe que decirle, no me atreví a rebatírselo, así que simplemente le di un gran abrazo y me despedí de ella y del resto de su familia para retomar el viaje de vuelta a casa.

Durante la mayor parte del trayecto me pasé al teléfono hablando con Jeannine, organizando las reuniones de la semana y cuando por fin colgué me fijé en que no me dejaba de sonreír.

-¿De qué te ríes tanto?

Se encogió de hombros.

-Nada, que me alegro de que lo estés consiguiendo, Vega, te dije que un día lo harías y me alegro por ti.

Sonreí como una boba y tuve que apartar la vista para que no viese que me había puesto completamente roja.

-Me lo he pasado genial estos días- intenté desviar el tema de conversación.

-De eso también me alegro.

-Tu familia es... es maravillosa, Jacob, deberías estar agradecido por tenerles.

-Y lo estoy- reconoció y de pronto puso una mueca extraña, de esas de las que ponía cuando estaba a punto de decir algo malvado- al igual que estoy agradecido de tenerte a ti.

Y ahí estaba, otra de sus frasecillas que me hacían dar una vuelta al corazón.

Idiota.

-¿Qué?- giró la cabeza y me miró con ambas cejas levantadas- ¿Ya no me reconoces que te acaba de dar un vuelco al estómago?

Abrí tanto los ojos y se me puso la cara tan roja que fue imposible ocultarlo, de hecho, me atraganté y empecé a toser.

¿A qué demonios venía eso ahora?

Solo yo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora