'Bad Day' Daniel Powter
No eran ni las doce del mediodía y yo ya estaba tirada, en medio de la calle, con todas mis cosas esparcidas por todas partes y sin ningún sitio en el que caerme muerta.
Mi queridísima prima se había ocupado de echarme a la calle mintiéndole a nuestro casero, diciéndole que estaba vendiendo marihuana en nuestro apartamento.
Si tuviese marihuana me la fumaría para tolerar mejor sus gritos, no la vendería. Pero esa excusa al parecer no fue lo suficientemente buena como para convencer al Señor Flinch para que no me dejara de patitas en la calle, así que, rompió nuestro contrato y pasó de tener dos inquilinas, a tan solo una.
Así que ahí estaba yo, con dos maletas gigantes, cuatro cajas enormes y cero ganas de seguir viviendo.
Aun así intenté dejar mi enfado a un lado, al menos mientras llamaba por teléfono a mi plan B, que no era otra que mi mejor amiga, Blair.
Había conocido a Blair al segundo mes de mudarme a Londres, en mi nuevo trabajo, y desde entonces nos habíamos vuelto inseparables.
Tras el funeral de mi abuela empezaron con un montón de temas de herencia y cosas de las que no entendía absolutamente nada. Pero lo que sí entendí a la perfección fue cuando me dijeron que la mitad de la casa había pasado a ser propiedad de mi tío, el padre de Olimpia, Tami y Bea, y la otra mitad mía, ya que, al haber fallecido mis padres, yo me convertía en sucesora directa.
Aun así, mi tío se empeñó en venderla para sacarle así el máximo beneficio y me ofrecieron mudarme con ellos. La idea era bastante tentadora pero cuando Olimpia me ofreció irme con ella a un nuevo país y tratar de hacernos allí un hueco en la industria musical, tras deliberarlo muchas noches con mi almohada y entre lágrimas, decidí que necesitaba un cambio en mi vida.
Ya era mayor de edad y tan solo me quedaban por hacer varios exámenes finales para acabar el colegio, así que, en cuanto los terminé, hicimos las maletas y nos fuimos.
No voy a mentir, es lo más aterrador que he hecho en mi vida pero sentía que si me quedaba en Madrid me ahogaría en mi propia miseria y no me lo iba a permitir.
Cuando llegamos no teníamos ni idea de a dónde ir y pasamos un par de noches en un motel bastante asqueroso hasta que logramos encontrar un piso decente y acorde a nuestro triste presupuesto. Menos mal que había recibido algo del dinero que me había dejado mi abuela porque sino no habríamos podido hacer nada de eso y seguramente habríamos acabado viviendo en una caja debajo de un puente, o algo por el estilo.
El primer mes de convivencia no fue del todo malo. Siendo sincera, yo no tenía muchas ganas de nada, echaba demasiado en falta a mi abuela y todo lo que había dejado atrás, pero Olimpia no esperó ni un día en salir a buscar nuevas oportunidades.
Comenzamos por localizar un buen sitio en el centro por el que pasaran diariamente turistas despistados y dispuestos a escuchar un poco de música. Y así fue como empezamos nuestros espectáculos callejeros. La gente se paraba a escucharnos y cada vez que nos aplaudían, la sensación de calidez que me invadía por dentro era tan inmensa que hacía que el frío y el dolor de pies mereciera la pena.
Pero aun así no ganábamos lo suficiente, así que, mientras que mi prima se encargaba de ir de un lado a otro buscándonos locales en los que poder actuar, yo encontré un trabajo en una cafetería cercana en la que servían comida española.
Nerea, la dueña, que era un poco arisca pero con muy buen corazón, no dudó en contratarme en cuanto le expliqué mi situación y que estaba dispuesta a esforzarme y hacer lo que fuera por ganar algo de dinero. Era una chica no mucho mayor que yo, debería de tener unos 21 años, más o menos, pero, eso sí, era súper bajita, más incluso que mi prima Tamara, que ya es decir, y con los ojos completamente negros, al igual que su pelo, salvo por algunos mechones rosa fucsia. Su mirada era la típica que decía a gritos; 'Ni se te ocurra acercarte a no ser que quieras morir' pero cuando la conocías un poco mejor te dabas cuenta de que era un trozo de pan.
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Solo yo #2
Romance*Segunda parte de la biología 'Solos'. El primer libro está en mi perfil* Leyre tiene las cosas muy claras, quiere ser cantante, y no piensa dejar que nada, ni nadie, se entrometa en su camino. Así que, tras una ruptura muy dolorosa y una noticia d...