Solo yo #2

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'For the first time' The script

El día de Navidad no varió mucho. Comimos, bebimos, cantamos villancicos y dimos los regalos.

Los padres de Jacob me habían comprado una pulserita preciosa y de verdad que casi me pongo a llorar de la emoción. Yo también les había llevado un regalo, Jacob me había dicho que su madre adoraba las flores, así que le compré un jarrón blanco con varios adornos que me pareció precioso y a su padre un libro que me había chivado Jacob que quería.

Me repitieron infinidad de veces que no hacía falta, pero claro que la hacía, me habían acogido en su casa, me habían tratado como a una más, así que se merecían eso y más.

Y cuando acabaron de abrir todos, Jacob apareció por mi espalda y me agarró por los hombros.

-Ven- me dijo al oído.

Me giré pero no me dio tiempo ni a negarme, me ayudó a levantarme y me obligó a seguirle escaleras arriba, hasta que entramos a su habitación.

-Me estás dando miedo- dije, divertida- ¿qué pasa?

-Tú regalo- y me tendió una cajita con un papel azul turquesa de envoltorio. Me tomó tan de sorpresa que no supe ni qué decir, así que solo se me ocurrió sacar mi regalo del bolsillo de mi chaqueta.

-Tú regalo- le copié y le tendí otro paquete.

-¿A la de tres?- dijo chocando las cajitas.

-A la de tres.

-1.

-2.

-¡3!- dijimos a la vez y abrimos nuestros regalos.

-¡Me has comprado un reloj!- y eso también lo dijimos la mismo tiempo y nos echamos a reír.

Nos habíamos hecho el mismo regalo.

-Me encanta- dije admirando mi reloj plateado, era precioso.

-Gracias- dijo él, sin levantar los ojos del suyo- ¿por qué sabías que quería este?

-Ah... un mago nunca revela sus secretos.

-¿Luke?

Vaya, secreto revelado.

Un par de días más tarde todo siguió igual solo que un poco más tranquilo.

Me enseñaron el pueblo y los alrededores y cada vez iba cogiendo más confianza con su familia.

Un día, su padre me pidió que le acompañase al garaje, quería enseñarme una cosa.

Le seguí muerta de curiosidad porque me dijo que no se lo dijera a su hijo.

Bajamos unas escaleras, pasamos por una puerta a prueba de incendios y salimos a un pequeño garaje que lo usaban más bien de trastero.

Me choqué con un par de cajas antes de que el señor Reed encendiera la luz y, cuando lo hizo, me encontré de frente con una Harley-Davidson en mis narices.

-¡No!- chillé como una loca y me lancé hacia delante para admirarla, pero con cuidado.

-Sabía que te iba a gustar- me dijo su padre, sonriendo- Cuando dijiste el otro día que tenías una moto en casa supe que tenías que ver esta.

Seguía examinando, milímetro a milímetro aquella preciosidad.

-Jacob nunca me dijo que tuvieses una moto así- exclamé, alucinando.

-Porque no es suya- la voz del rubito sonó detrás de mí, y al girarme le vi, con una sonrisa y de brazos cruzados apoyado en la pared.

Fruncí el ceño y miré a su padre que lo corroboró con la mirada.