Capítulo 1

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Si hubiera una persona con la que quisiera conversar en cualquier momento, sería Missa. Desde que lo había conocido, lo había querido y admirado a partes iguales. Su creatividad para hacer lo que sea, el talento para sacar chistes de cualquier cosa e incluso como hace trucos con el cuchillo mariposa me hacen quererlo y apreciarlo de la forma en que lo hago. 

Tantos meses hablando, conversando, grabando juntos y finalmente la enorme distancia que nos separaba, se acortó en un grandioso viaje (con la excusa de jugar el tan ansiado torneo de super smash) que continuó en el evento en Ensenada. Donde lo pasé en grande con mi amigo y los fans de México. 

Donde sí... Missa se dio tremenda putiza en la cabeza con el tubo. 

Me la pasé tan, tan bien en ese viaje. Convivimos diario, nos contamos muchas cosas, reímos de cada estupidez, comimos muchísimo y es, en definitiva, uno de los mejores viajes que he tenido. 

— ¿Pili? ¿Estás? —una voz sonaba muy de fondo dentro de mis pensamientos. Aunque no estaba del todo seguro que fueran mis pensamientos— Ya se te está cortando de nuevo wey. 

— Ah chucha, perdón —dije cuando asimilé que la voz no se oía en mi cabeza si no que estaba sonando en discord, proveniente de mi buen amigo mexicano— Sí, sí, se me cortó. ¿Qué estabas diciendo? 

— Wey, estoy seguro que no se te cortó solo la llamada si no tu conexión neuronal, porque eras tú el que me quería decir algo —se carcajeó fuertemente. 

¿En serio? Era yo el que estaba por contarle una noticia de la que estoy muy emocionado, pero me había ido en las cosas que pensaba sobre él. Eran demasiado jotos estos pensamientos, al menos él jamás tendría que saberlos.

— Ya weón, es que perdí el hilo de la conversa, no wei —respondí levemente ofendido, aunque enseguida sonreí— Ah que no adivinas quien tiene pasajes paraaaa... —hice suspenso— ¡Ciudad de México!

En mi sola voz se notaba mi emoción al decir aquello, necesitaba escuchar su reacción, que estuviera igual de emocionado que yo al pensar en vernos y definitivamente no me defraudó.

— ¡NO MAMES! —dijo saturando el micrófono— ¿Vendrás a verme bebé? 

Reí ante aquel apodo, siempre me llamaba de esa forma y, cada vez que lo hacía, lograba provocarme un muy leve escalofrío— ¡Iré a verte, weón! Así que prepárate para recibirme en tu casa. Quiero comer muchos tacos y burritos y hacer cosas de mexicanos. 

La conversación fue tan animada y alegre, nos encontrábamos demasiado felices por la noticia de saber que nos reencontraríamos, comenzamos a planear cosas que haríamos esos días, Missa me comentaba de los lugares a los que me gustaría llevarme y lo mucho que me alimentaría a base de tacos, burritos y tamales. Yo solo me reía, me entusiasmaba con cada idea que el pelinegro me daba y como este me había ofrecido su casa para alojarme sin mayor pero. 

Yo intenté resistirme a la idea, me sentía demasiado patu'o, él ya me había recibido la vez anterior y ahora yo podía pagarme un hotel. 

— Nono, tu te quedas aquí Pili, ¿Cómo voy a dejar que gastes en un hotel si aquí hay espacio? —me había respondido ofendido. No tuve otra opción que decirle que sí. 

Dejamos levemente de lado la conversación para continuar con aquella partida de fornite en la que nos habíamos embarcado, estábamos muertos de risa, siempre salía uno de los dos con un chiste o comentario ingenioso que hacía que ambos nos cagaramos de la risa. También salía con aquellos apodos que en cualquier otro momento sería sumamente cursi pero que no hacían más que avergonzarme y carcajear nervioso. 

Cuando dejamos de jugar, aunque ambos nos fuimos a hacer nuestras cosas seguimos conversando por mensaje. No parábamos de conversar en todo el día, siempre nos enviamos mensajes, a todas horas un "¿cómo vas wey?" era respondido con "de pana wn" o mis "oye wn, ¿tas vivo?" siempre contestados con un "obvio bb".

Es mi mejor amigo, no hay persona quien quiera pasar tanto tiempo que con él. La única excepción a esta regla, sería mi mejor amiga Ámber. 

— ¿Terminaste de hablar con tu pololo? —la voz de mi amiga, sentada en el sillón mientras miraba su celular hizo eco en la habitación. 

—No, nunca termino de hablar con él —no procesé sus palabras hasta que escuché su risa— y no es mi pololo, ya te lo dije. 

—Uno nunca sabe, ustedes hablan demasiado —ella no dejaba de mirar su celular—. Un día de estos...

—Un día de estos no pasará nada, porque al Missa le gustan las minas y a mi también —respondí levantando los hombros— él nomás es mi amigo. 

— Ajam. 

Ella se levantó y sin dejar de mirar al celular, pasó justo a mi lado dándome unas palmaditas en el hombro y sonriendo de lado. La conocía tan bien que sabía a lo que ella se refería; no me creía en lo absoluto. Yo solo miré hacia arriba poniendo los ojos en blanco. 



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Holis, les traigo un nuevo shipp con el que me he obsesionado este último tiempo! Me gusta mucho la idea de explorar el surgimiento de estos sentimientos a través de una relación a distancia, espero que les guste la idea. 

Los espero en el siguiente capítulo chikes. 

Besos! 

Quédate un momento más y ya | Mr. PhissaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora