Capítulo 63

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Atención +18. 

Mi intensión no es que nadie se sienta incómodo con esto! si no gustas leer estas escenas, puedes saltarlas sin problema.

Phillip: 

Un gemido gutural salió de mi garganta mientras me lanzaba de vuelta a la cama al tiempo que separaba mis piernas para tocarme a gusto. Sus manos iban y venían en mi anatomía como si conociese perfectamente como debía hacerlo. 

Sentía las orejas rojas y las mejillas ardiéndome. Todo empeoraba cuando me hallaba tan complacido con su actitud que mi cuerpo, casi por inercia, obedecía a sus ordenes sin dudar. Agachaba la cabeza, deseando sentir más de esos besos en la nuca, juntaba a propósito mis manos para que no tuviera que hacer tanto esfuerzo y encorvaba la espalda para verme mejor. 

Me peleaba conmigo mismo por disfrutarlo tanto, por añorar tanto esto y por sentirme tan deseado. 

Con fuerza tomó mis caderas para girarme y dejarme la espalda contra el colchón. Lo sentía jadear tanto como a mi mismo, haciendo que ambas respiraciones se entremezclasen de manera estupenda. Se arrimó sobre mí y me besó. Era un beso acalorado y lleno de sentimiento, que transmitía todo lo que queríamos decir, todo lo que nos callábamos y lo que no éramos capaces de modular. 

Justo después de separarnos, solo alcancé a ver su adorable y pícara sonrisa, pues de un tirón me jaló para dejarme pegado contra la pared de la habitación. Mi cuerpo rugía por más toques, añoraba sentir su piel sin aquellos pantalones que aún no quitaba y necesitaba sacarme de encima toda esta maraña de emociones que amenazaba con salirse de mi corazón. 

Besó una vez más mi torso, remarcando las mordidas y chupones que había hecho anteriormente. Tomó mi nuca y guio mis labios para agarrar los suyos en un apasionado beso, y, cuando menos lo esperé, me dejó de rodillas frente al botón cerrado de su pantalón y el imponente bulto que escondía la muestra palpable de que estaba deseoso de hacerme todo lo que quisiera. 

El recuerdo de mi voz diciendo "te devolveré el favor" hizo eco en mi cabeza. No había podido cumplir esa promesa por los miedos que nos asaltaron aquella vez de tantas ganas que nos traíamos. Pero ahora era diferente, yo estaba listo y él estaba dispuesto. La experiencia pasada pesaba sobre nuestros hombros y nos hacía sentir seguros, más aún la confianza de ese: 

"Estoy enamorado de ti". 

Sin pensármelo mucho y con la emoción a flor de piel, bajé sus pantalones y boxers de un tirón, listo para dirigir mi boca y, finalmente, devolver el favor. Mi mano sostuvieron la base y dejé que mi cabeza hiciera el resto. Me sentía temeroso, tembloroso y excitado a partes iguales, más al oír los gemidos que salían de Missa. Eran profundos, guturales y sensuales. Estaba seguro de que él no tenía idea lo erótico que podía ser escucharlo. 

Continué hasta que fue él mismo quien me detuvo para volver a besarme. Oí como se quitaba los pantalones, que habían quedado en sus talones antes de tomarme por los muslos. No comprendía que estaba haciendo hasta que hizo la suficiente fuerza para despegarme del piso. Quería levantarme y lo estaba logrando. Tampoco era como si yo pesase demasiado, pero me daba mucho miedo que nos cayésemos. 

— ¿Seguro? —pregunté entre besos. 

— Seguro. 

Di un pequeño brinco y él me tomó a tiempo para enredarme a su cadera y pegar mi espalda contra la pared. Fue como si un rayo de electricidad me subiera por la columna, pasara por cada vértebra con el nombre de Missael en él y me hiciera derretir al culminar en mi nuca. Cuando sus caderas comenzaron a moverse de forma instintiva y repetitiva contra mí, no pude evitar tirar el cuello hacía atrás, perdido en el éxtasis de lo que hacíamos. Él siguió besando y mordisqueando mi cuello mientras yo no dejaba de agarrarme a él, casi suplicándole más contacto, más piel, más besos, más de él. 

Quédate un momento más y ya | Mr. PhissaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora