Capítulo 36

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Después de terminar, pude sentir la culpa recorrerme el cuerpo por al menos los siguientes dos días. A penas nos habíamos hablado con Phillip después de eso porque cada cual había estado embelesado en sus propios asuntos. No habíamos tenido tiempo de asimilar lo hecho ese día después. Había sido una mezcla de alcohol y calentura que nos había llevado a hacer algo que no debíamos. 

Estaba seguro que ahora Phillip se estaba sintiendo como el hombre más sucio de esta tierra, que yo lo había utilizado y que había sido mi amante. No era cierto... no hasta cierto punto. Los sentimientos que tengo por él son de tal magnificencia que me queman por dentro. Se me escapaban por los poros. Quería besarlo, abrazarlo, ver películas con él, mimarlo y llenarlo de halagos que lo hagan sonrojar. 

Todos esos pensamientos me hacían sentir ultra patético y el hombre más empalagoso de esta tierra. Hacía varios años que no sentía algo así de fuerte por Mafer. Sí, es mi compañera, pero ahora no puedo evitar verla como una gran amiga. No quiero besarla y, la última vez que hice el amor con ella, los pensamientos con Phillip no hacían más que molestarme. Estaba perdido. Estaba metido hasta el cuello en esta mierda. 

Había conversado con Mafer después de lo sucedido con Phillip. No me podía quedar tranquilo con lo que estaba sintiendo. Me disculpé con ella por la asquerosa cita que habíamos tenido, pero, cuando me propuso intentarlo de nuevo, me tuve que negar. 

— ¿Por qué? Podemos ir donde tu quieras, no te obligaré a nada —había dicho ella ese día cuando estábamos conversando. 

— Yo... no puedo María —dije en un suspiro lastimero. Las palabras comenzaban a escaparse solas, ya no podía más con esto—. Tenemos que hablar, por favor. ¿Podemos vernos en esa cafetería a la que siempre vamos? 

— Emm... sí-sí, por supuesto —tartamudeo—. ¿Qué pasa mi amor? 

— Te lo contaré. Nos vemos en una hora. 

Una vez dicho esto y colgado la llamada, la sensación de estar haciendo todas las cosas mal no se iba. ¿Qué iban a pensar la gente que ve cuando sepan que ya no estamos juntos? Ella vive en su propia casa, pero tiene muchísimas cosas aquí, ¿será tan doloroso pedirle que se las lleve? ¿Podré permitir que saque de mi casa su esencia? ¿Cómo continuaré mi vida sin ella? 

Es a quien he recurrido cada vez que algo me sucede. Fuese estar triste, molesto, feliz o confundido, es ella la que siempre tiene respuestas para mí. Siempre sabe qué decir para hacerme sentir mejor. Es la que cocina esos exquisitos pasteles cuando me siento agobiado y quien me entrega la calma en el momento justo. 

¿Y si algo entre nosotros sale mal? ¿Qué pasará cuando nos enojemos y estemos al borde de acabar con todo? Podría acabarse esta amistad que tanto tiempo nos ha llevado construir. En ese caso, nuestros amigos se verían involucrados, nuestros fans y el canal. Todo lo que tengo ligado a él podría romperse en caso de que algo entre nosotros saliera mal. 

Sería mi novio. ¿En serio puedo llamarlo novio? ¿A eso hemos llegado? 

Pero... él vive en Chile, no puedo pedirle que abandone su vida allá para que se venga a vivir conmigo así como dudo que él pidiera algo así de mí. ¿Sería una relación a distancia? ¿Podría yo con una relación de tantos kilómetros? 

Y así, lleno de miedo, es que el tiempo fue pasando y pasando. ¿En serio mis sentimientos por Phillip son tan grandes como para terminar con ella? ¿Será en serio lo correcto?

Fue justo en aquel instante en que alguien tocaba a mi puerta y entraba con una brillante sonrisa. Phillip traía entre sus manos una tarta que se veía increíble junto con un vaso de limonada. 

— ¡Por fin terminé de editar el vídeo! Lo tengo listo para subir —dijo, sentándose a mi lado en la cama, mirándome estar acostado en esta—. No hemos tenido mucho tiempo para jugar, ¿eh? 

— No wey, deberíamos volver a echarnos un torneo de smash y comer cosas grasosas —sonreí al imaginar ese plan. Era el mejor plan de todos. 

— No me quejo —dejó el plato con el postre y el vaso en mi mesita de noche—. Te vi super agobiado estos días así que decidí traerte algo dulce para que te despejes. Siempre ayuda comer algo rico en estos momentos. 

" — ¡Missael, te traje estas donas que sé que te gustan muchos! —la voz de Mafer interrumpía en mi estudio mientras estaba peleando con la exportación del vídeo. Le sonreí cansado—. ¿Qué te falta? Si quieres puedo ayudar" 

El recuerdo de Mafer calaba en mis pensamientos. Tantos años. Tantas cosas juntos. Era imposible borrarla así como así. 

— ¿Estás editando? —Phillip notó el vídeo en mi pc, que estaba abierto en el programa de edición. Llevaba mucho rato sin poder avanzar con él por todo lo que me agobiaba, así que me quedé como un tarado sentado en los pies de la cama— ¿Quieres ayuda? Puedo pasarte unos efectos de sonido que están bacanes weón. Te van a gustar caleta. 

Se puso de pie y se sentó en mi silla para ver como iba avanzando el proyecto del vídeo. Me puse de pie con una sonrisa. Un sentimiento indescriptible me inundó el pecho y me derritió el corazón, logrando demasiado en mí. Sí, podía confirmar que lo que sentía por Phillip era lo suficientemente grandes como para dejarlo todo y dejarme caer en sus brazos. 

Jamás le diría esa mamada o moriría de vergüenza. 

— No, ahora tengo que hacer unas cosas pero cuando vuelva estaré agradecido —respondí acercándome a él y dándole una caricia en la cara. 

— Está bien. ¿Te espero para la cena? —su sonrisa brillaba. Se veía tan cómodo en mi silla frente al computador que me pregunté como es que nunca le había pedido que se sentase ahí. 

— Sí, traeré para que comamos los tres juntos. 

Y dicho esto, de una forma rápida y sin duda, le di un beso en los labios. Solo un toque. Le sonreí, y salí del cuarto ante su avergonzaba mirada. Terminé de arreglarme para salir hacia la cafetería en la que cambiaría el rumbo de mi vida hasta ahora. Temblaba del miedo. La inseguridad me iba comiendo mientras manejaba hasta el lugar.  El dolor, la angustia y la incertidumbre no me dejaban de rondar la mente. 

Todo fue mucho peor cuando la vi; tan bonita como siempre. Sentada mirando por la ventana tomando el latte de caramelo que siempre se pide en todos lados. Mi corazón se estrujó. Esto iba a ser una de las cosas más difíciles de mi vida. 

Quédate un momento más y ya | Mr. PhissaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora