Capítulo 43

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Cuando me cortó sin mayor explicación me sentí algo desolado. ¿Había dicho algo mal? Por supuesto que lo había hecho. Había estado esquivando el tema al que se refería y respondiendo con puras estupideces. No sabía muy bien porqué lo había hecho, quizá el nervio y la vergüenza de sentir ese tipo de cosas por él era más grande de lo que alguna vez había pensado. 

Decidí arreglarlo enviándole algunos mensajes. Me quedé esperando su respuesta un par de minutos, pero no recibí más que el ticket azul. Visto. Cabrón, que me dejaba con esta amarga sensación, pero bueno, podía aceptarlo. Me paré de la cama y me dediqué el resto del día a disfrutar de mi soledad. Oír música en volumen alto, ver Redy Player One por millonésima vez y pedirme una gran pizza para disfrutar. 

Aún estando bastante cómodo, miré hacia mi lado, hacia el sofá solo y recordé a Mafer sentada junto a mi, haciendo cualquier cosa mientras yo disfruto de mi película. Pero luego de pensarlo mucho, había sido Phillip quien, aun después de haberla visto conmigo diez veces, seguía disfrutándola como la primera vez. 

— No quiero a Mafer, quiero que esté Phillip aquí... quiero disfrutar esto con él —mis mejillas se volvieron rojas al instante en hablaba, pero no pude evitar la sonrisa. Sí, aunque me costó entender qué era lo que pasaba, ya no podía guardarme un segundo más las palabras. Se me escapan de la boca, chingada madre—. Él me gusta, él me gusta mucho. 

Al momento de admitirlo, las mariposas inundaron sin reparo por mi estómago. Las hormiguitas me recorrieron las mejillas, coloreándolas por completo y mis manos se volvieron pozas de lo muy sudadas que estaban. ¿Cómo es posible que me haga sentir algo tan intenso? Me sentía un maldito adolescente enamorado por primera vez. ¿Era esto realmente lo que se sentía enamorarse? Por que de ser así, jamás me había enamorado antes. 

Tenía muchísimas ganas de acurrucarme a su lado y terminar la película, que se comiera la pizza que me quedaba y compartirle de mi Dr. Pepper, ya que es su bebida favorita igual que la mía. Quería simplemente disfrutar de su compañía. 

— ¡Soy un patético! —grité mientras me lanzaba al sofá, y miraba al techo muy intensamente, con el corazón latiendo fervientemente, pero encantado de haber dejado fluir por fin esto que tanto tiempo me lleva consumiendo—. Debo arreglar las cosas con él. Debo decírselo... Pero no lo haré por mensaje, lo haré en persona. 

Estaba tan decidido que desee con todas mis fuerzas que él estuviera aquí para confesarme como correspondía, para por fin darle un nombre a lo que me hace sentir. Él me gusta, me gusta tanto que duele. Me gustan sus ojos, sus manos, su pelo. ¡Me gusta! Las ganas de llamarlo y decírselo eran gigantes, pero no podía ser así de cobarde y mediocre, debía hacer que fuera algo bonito. Un momento adecuado para finalmente decírselo. 

Me levanté del sofá para irme al Pc y comenzar a planificar algo que desde hace muchísimo tenía ganas de hacer. Quería hacer un viaje importante y, de ir con Phillip, se convertiría en el lugar indicado para confesarme a él... y quizá... pedirle de forma oficial que sea mi novio. 

— Mi novio... —sonreí. 

Poco a poco me hacía a la idea y comenzaba a imaginar más y más situaciones en las que nos veríamos involucrados como pareja. Nosotros paseando de la mano, compartiendo comida, despertando juntos todas las mañanas, bañándonos juntos y besándonos siempre cuando quisiéramos. Quién sabía como se lo tomarían nuestros amigos... o nuestros seguidores. 

Me sentía un poco aterrado... las inseguridades aún no se habían ido del todo y la idea de que todo lo que estaba ocurriendo era una tontería no me dejaba de dar vueltas en la cabeza. Además, el tema de la distancia seguía siendo dolorosa. Estar a miles de kilómetros de distancia era cagado. Al chile si me jodía bastante. Quería que se quedara, tenerlo conmigo, estar con él. No sentirme así de... solo. 

Quédate un momento más y ya | Mr. PhissaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora